Rusia se ha convertido oficialmente este 14 de abril en uno de los fundadores de una de las mayores iniciativas financieras chinas a nivel internacional, el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII), tal y como lo solicitó hace dos semanas.
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De este modo, Moscú tiene derecho a participar en la redacción de la normativa que regulará las futuras actividades de la entidad, y las empresas rusas obtendrán un acceso preferente a los proyectos de infraestructura en la región de Asia-Pacífico. Además, la iniciativa ayudará a atraer inversiones extranjeras a Rusia.

"Como país que se ubica en la región que es el objetivo de las operaciones del banco, Rusia tiene como meta desempeñar un importante papel en la toma de las decisiones inversionistas y también atraer los instrumentos de inversión de la entidad para modernizar la infraestructura de Siberia y Oriente Lejano. Esperamos que este banco se convierta en un instrumento eficaz que fortalezca los vínculos intercontinentales y contribuya a la integración euroasiática", comentó el portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Alexánder Lukashévich, según la agencia RIA Novosti.

El BAII fue puesto en marcha en octubre de 2014 con un acuerdo fundacional firmado por 21 países y un capital estatuario de 100.000 millones de dólares. Según la prensa, hoy ya son 52 países los que han solicitado la entrada en el nuevo banco. 46 de ellos ya tienen el estatus formal de miembro fundador. EE.UU. y Japón son las dos mayores potencias que declararon que estarán fuera de la institución.