A finales de 2014, miles de habitantes del área de Kouango, en el sur de la República Centroafricana (RCA), empezaron a cruzar el río Ubangui buscando seguridad en la vecina República Democrática del Congo (RDC) tras meses de choques armados entre diversas milicias rivales en la región. Más de 20.000 personas huyeron a la RDC y otros miles se fueron a las cercanas localidades de Bambari y Grimari, al norte de Kouango.
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Todos buscaban protección tras meses de muertes, de robos y de que sus viviendas fueran Mientras que varios equipos de MSF en la RDC han dado asistencia a los refugiados que llegaban, el equipo de emergencia de la organización en la RCA ha empezado una intervención centrada en niños, mujeres y víctimas de violencia en la zona de Kouango. Allí el acceso a la atención sanitaria básica es muy limitado o totalmente inexistente, y los habitantes del área sufren graves carencias en cuanto a comida y saneamiento.

Muchos, además, no tienen casa o la han abandonado por miedo y han ido a vivir en el bosque por temor a sufrir abusos de las milicias.
"Todavía hay algunos choques armados, pero a veces un simple rumor es suficiente para atemorizar a la gente y hacerla huir"
Afirma Jana Brandt, coordinadora del equipo de "Hemos hallado áreas en las que todo lo que vemos son casas quemadas. La gente se esconde en el bosque por miedo a la presencia de los grupos armados", añade. "No hay fuerzas de seguridad ni organizaciones que presten atención sanitaria. La gente está viviendo en condiciones muy duras que pueden incluso empeorar en cualquier momento si se mantiene la inseguridad.

Y además de todo esto, la estación lluviosa está a punto de comenzar y la gente que vive a la intemperie está totalmente expuesta a los aguaceros. Incluso más casas pueden quedar inservibles si los vecinos no pueden volver a prepararlas para las lluvias que pronto empezarán a caer".
"Lo que vemos aquí es un ejemplo de la situación que cientos de miles de personas sufren en la RCA cada día: una terrible mezcla de violencia, desplazamiento y falta de acceso a la atención sanitaria más elemental"
Denuncia Brandt.. En la primera semana de actividad, las clínicas móviles puestas en marcha por MSF atendieron más de 400 consultas, la mayoría de ellas por malaria.
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Los movimientos en el área son muy difíciles porque no hay una red de carreteras mínimamente acondicionadas, y esa misma falta de conexiones es una dificultad añadida para el comercio y la llegada de suministros en la región. Incluso los transportes fluviales tienen que afrontar las barreras instaladas por los grupos armados para extorsionar a los comerciantes. Otro problema adicional se presenta por el hecho de que los grupos de pastores nómadas que tradicionalmente vienen al área para alimentar a sus rebaños tienen que huir ahora de la acción de algunas milicias, por lo que se acercan más de lo habitual a los pueblos y sus reses pastan en las tierras de cultivo, lo cual agrava el problema de la falta de alimentos y aumenta todavía más las tensiones.
"Es muy difícil para los agricultores trabajar en sus campos, y los pastores encuentran todo tipo de obstáculos. Con este escenario es previsible que se produzca una situación de inseguridad alimentaria a medio plazo", afirmó la coordinadora de MSF.
Las clínicas móviles de MSF están prestando atención primaria ambulatoria en varios puntos de la zona con especial atención a los casos de malaria, diarreas e infecciones respiratorias. También se pondrá en marcha una unidad de emergencias de 24 horas en Kouango y un bloque quirúrgico para los casos urgentes que no pueden ser evacuados por cuestiones médicas o de seguridad.