El silencio de Occidente ante la muerte de opositores a Kiev - en contraste con la protesta que siguió a la muerte del político ruso Nemtsov - demuestra una vez más la extraordinaria doble moral y su complicidad en la destrucción en Ucrania de los mismos estándares del derecho y la moral en los que afirma creer.

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El asesinato del político liberal ruso Boris Nemtsov en Moscú el 27 de febrero 2015 fue una sensación mediática internacional.

La historia de su asesinato fue ampliamente cubierta por los medios occidentales. Pocos se abstuvieron de especular acerca de quién fue el responsable. Aunque faltaba por completo evidencia, los medios occidentales no dudaron en señalar con el dedo al gobierno ruso.

Los asesinatos en Ucrania del político opositor ucraniano Oleg Kalashnikov y del periodista de la oposición ucraniana Oles Buzina no han atraído tal atención.

Tampoco el notable número de muertes violentas de otras figuras de la oposición ucraniana, que han tenido lugar en las últimas semanas. Antes de los asesinatos de Kalashnikov y Buzina, durante el breve período del 29 de enero hasta el 14 de marzo de 2015, ha habido al menos siete muertes. Aunque el número supera todo lo visto en Rusia, incluso durante la década de 1990, el público occidental no tiene nada que decir sobre ellos.
Tampoco tras el asesinato de Oleh Kalashnikov han recibido la atención o la condena que merecen los escandalosos comentarios de Igor Gerashchenko, asesor del Ministerio del Interior de Ucrania.

Se ha reportado que Gerashchenko declaró que el "primer motivo posible" para el asesinato de Kalashnikov fue su "actividad política" vinculada con la supuesta "participación en la organización y financiación" de la oposición al Maidan por parte de Kalashnikov.

"Sin ninguna duda, el fallecido sabía mucho acerca de quién y de qué manera se financió el anti-Maidan, que costó a Yanukovich y su camarilla varios millones de grivnas por día. Se llevó estos secretos a la tumba ", dijo.

Un representante del Ministerio del Interior a cargo de la investigación del asesinato ha especulado públicamente sobre su motivo, insinuado la participación de "Yanukovich y su camarilla", y lo ha hecho de una manera que mancha el nombre del fallecido y hace recaer la responsabilidad sobre él. Esto antes incluso de que la investigación haya comenzado debidamente.

No sé quién es el responsable de estas muertes. No tengo la intención de especular sobre un tema sobre el cual no tengo información.

Sin embargo, me gustaría señalar el extraordinario contraste entre estas palabras de Gerashchenko y las de las autoridades rusas tras la muerte de Nemtsov.

Estaba en Moscú el día en que Nemtsov fue asesinado. Pude comprobar la conmoción y consternación que causó. Las autoridades estaban obviamente horrorizadas por el asesinato y dejaron clara su consternación. Todos, desde el presidente Putin hacia abajo, incluyendo muchos opositores políticos a Nemtsov, expresaron su pesar y dolor por la muerte.

Las autoridades rusas se han negado a especular públicamente acerca de quién fue el responsable. Aunque varios hombres han sido detenidos y acusados, el Presidente Putin durante su maratón de preguntas y respuestas el 16 de abril de 2015, dijo que no sabía si alguien había ordenado el asesinato de Nemtsov.
Este enfoque obviamente es el correcto. Especular públicamente sobre el motivo de un asesinato y señalar con el dedo a un posible sospechoso en la forma como Gerashchenko lo ha hecho, antes de que la investigación haya incluso comenzado adecuadamente, no sólo perjudica los resultados de la investigación sino que obviamente intenta dar forma a su resultado.
Una Comisión Asesora nombrada por el Consejo de Europa ha publicado recientemente un duro informe sobre el estado de las investigaciones ucranianas sobre los eventos del Maidan. El informe cuestiona si estas investigaciones alguna vez podrán establecer la verdad.

Los comentarios de Gerashchenko muestran que lo mismo puede decirse de las investigaciones de la muerte de Kalashnikov y Buzina y los otros.

En cuanto a Occidente, su silencio sobre estas muertes - en contraste con la protesta tras la muerte de Nemtsov - muestra una vez más su extraordinaria doble moral y su complicidad en la destrucción en Ucrania de los mismos estándares del derecho y la moral en los que afirma creer.