Ana Milagros es cordobesa. Es beba prematura. Luchó para vivir, ya que tenía todos los pronósticos en contra.
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Ana es también Milagros. No podía llamarse de otra manera. Nació prematura el 15 de enero, con 25 semanas de gestación; pesaba 480 gramos. Luchó para vivir. Tenía todos los pronósticos en contra. Ayer recibió el alta; ahora pesa 2,100 kilos. Su familia -que no la pudo ver durante la internación- la esperaron con una fiesta.

"Era tan chiquita que podía abrazarla con una sola mano. Fueron días muy duros, de mucha incertidumbre y angustia", dice la mamá de Ana Milagros, Natalia Gigi, de 39 años. Era su primer embarazo, y presentó problemas de hipertensión y de una aparente infección, que obligaron a adelantar el parto.

Natalia cuenta que en todas estas semanas de desasosiego conoció a un equipo de gente "maravilloso; profesionales que cumplen la difícil tarea de sostener y equilibrar a la beba y luchar cada minuto para que saliera adelante y se salvara. Y lo lograron...nos vamos con ella a casa".

Lucas Manzur, neonátologo de la Clínica y Maternidad del Sol, donde nació Ana Milagros, dice que es un caso "conmovedor" porque la beba nació "muy pequeñita y afrontó todos los riesgos de una prematura, aunque podría haber tenido una hemorragia cerebral, infecciones y alteraciones de fondo de ojo...no tuvo nada".

Su colega, Mario Espósito, agrega que el 10 por ciento de estos bebes logra sobrevivir. Milagros pudo. "Nuestro equipo hizo un gran trabajo, y ella y su mamá también", sintetiza.