avestruz enterrar cabeza
© Desconocido
Crecer es un proceso que requiere de gran uso energético. Por esto es importante estar fuertes frente al cambio ya que de otro modo no estaremos permeables hacia lo nuevo y podríamos sumirnos en una Zona de Seguridad no siempre placentera.

Nuestras 100 mil millones de neuronas, interconectadas de una forma única e irrepetible en cada Ser Humano, producen aproximadamente 1.000.000 de sinapsis por minuto y unos 100 mil pensamientos diarios, los cuales son muy similares día tras día.

Nuestro sistema perceptivo recibe unos 200 millones de bits de información por segundo, de los cuales sólo unos 2000 atraviesan los filtros sensoriales y son "elegidos" para ser procesados por las redes preconscientes de acuerdo a cómo las neuronas se han conectado a lo largo de nuestra vida, con lo que tendemos a "filtrar" siempre de la misma manera.

Por su parte, el cerebro produce unos 20 watts de electricidad mientras usamos tantas neuronas para procesar tal cantidad de bits (aunque sólo podamos ser conscientes de unos 7 bits por segundo). Por suerte, procesa prácticamente todo en forma automática, preestablecida y repetitiva. Sería imposible que semejante ejército neuronal funcione sin un cierto orden.

Sin embargo, no solo hay orden sino también caos. Y este cuesta caro, ya que gasta mucha energía. Todo desconcierto asoma cuando se cambia lo hecho, lo preestablecido. Al igual que sucede con las casas, las refacciones suelen ser agotadoras.

No importa el orden que tenga nuestra cabeza: es el que hay. Y cambiarlo es sumar desconcierto, gastar más energía, arriesgarse al descontrol. Conectar, desconectar, reconectar neuronas. ¡Con lo que cuesta! ¡Tanto tiempo para armar esta configuración, en donde bien que mal me manejo en el mundo! Donde al menos me siento relativamente seguro... ¿Y ahora quieres que la modifique? No es de sorprenderse que muchos cerebros se rebelen frente a esto.

Seguramente hemos escuchado hablar o leído acerca de la "Zona de Confort". O la "Zona de Seguridad". Prefiero la segunda opción. Confort me recuerda a una hamaca paraguaya en una tibia playa veraniega, o a un mullido sillón con apoyapiés, disfrutando del momento. Y el hecho es que no siempre disfrutamos esta área, incluso podemos ser muy desdichados dentro de ella.

Lo conocido da seguridad, lo previsible reduce la tan molesta incertidumbre, madre de la ansiedad y el miedo. Lo familiar puede no ser tan bueno para nosotros, pero al menos sabemos cómo manejarlo, cómo reaccionar y qué hacer al respecto. ¿Qué tan buen negocio puede resultar el salir de lo conocido? Uno de los pilares de esta respuesta radica en nuestro propio nivel de energía.

Si estamos sobre estresados y emocionalmente hiperactivos, nuestro sistema emocional consumirá mucha energía y difícilmente podamos o queramos gastar aun más en hacer algo novedoso. Crecer implica cambiar, aprender, hacer las cosas de otra manera. Si nuestra energía está baja, nuestro sistema emocional tenderá a vetar con más persistencia todo lo que implique una modificación y el consiguiente gasto extra.

Cuando nuestro sistema emocional "lee" que la tarea propuesta puede demandar más energía de la que hay disponible en nuestra UCCM (unidad cuerpo cerebro mente) buscará evitar la situación. Muchas veces detrás del miedo a crecer no hay más que agotamiento. El sistema emocional veta, el sistema racional consciente interpreta y adjudica una justificación creíble a la acción o falta de ella. "No lo hago porque no me gusta", "No lo hago porque me asusta", "no quiero hacerlo"; la cuota de coraje necesaria para superar la situación requiere de una gran dosis de energía que no siempre está disponible.

Aumentar nuestra energía decididamente ayudará, pero... ¿Cómo hacerlo? Tal como lo hemos visto en artículos anteriores: Calmando nuestro sistema emocional (relajación, meditación, respiración, deporte, etc.), comiendo sanamente y en su justa medida, descansando correctamente.

Con nuestra energía alta nuestro sistema emocional bajará su nivel de rechazo a lo nuevo, nos pondremos más positivos, orientándonos al "sí" y al "yo puedo". Nos animaremos a más, romperemos patrones, saldremos de nuestra zona de seguridad y reduciremos nuestro nivel de miedo al cambio. Crecer puede ser una experiencia fascinante cuando hay armonía en nuestra UCCM y tenemos la sensación interna de que podemos.