Crimea afronta una verdadera avalancha de ataques propagandísticos que pretenden desestabilizar las relaciones entre las diferentes nacionalidades que habitan en la región, considera el jefe del Comité Estatal de Relaciones Interétnicas de la península, Zaur Smirnov.
"Los intentos más burdos de desestabilizar la situación son los que vienen de fuera, los sentimos especialmente la víspera del 18 de mayo, día de la deportación"
Señaló Smirnov, añadiendo que los ataques continúan, pero se han encontrado instrumentos capaces de contrarrestarlos.
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© Sputnik/ Vladimir Astapkovich

Según el funcionario, las provocaciones "padecen mutaciones como un virus" y cada vez resultan más sofisticadas, pero "lo principal es que la gente las ignora".

Smirnov aseguró que este año el día en que se recuerdan las víctimas de la deportación de los tártaros crimeos, que tuvo lugar durante la época de Stalin, por primera vez estuvo despolitizada, ya que la gente comprende que "los más importante ahora es conservar la paz, lo cual puede ser alcanzado solo mediante la unión".
"Si antes el 18 de mayo era visto por los demás habitantes de Crimea y no por los tártaros crimeos, como un día en que hay que cerrar las ventanas, las puertas y las escuelas porque alguien sale a protestar a la calle, este año la Crimea rusa ha demostrado que el dolor y la pena de los hermanos con los que vives pueden ser compartidos, pueden ser para todos y actuar a favor de la unidad", subrayó.
Los tártaros de Crimea son un pueblo de origen musulmán turco que se habían asentado en la península después de las invasiones de Mongolia durante la Edad Media.

El Tercer Reich, al tomar la Península de Crimea, otorgó cierta autonomía a los tártaros y muchos de ellos se alistaron en el Ejército Alemán o en las Waffen-SS para luchar contra el comunismo.

"Una vez el Ejército Rojo reconquistó Crimea a mediados de 1944, de la península fueron deportados los representantes de unas 20 nacionalidades, incluidos griegos, armenios, alemanes y búlgaros, aunque los más afectados resultaron ser los tártaros, con más de 183.000 deportados.

Después del referendo que se celebró en la península en marzo de 2014 Crimea volvió a formar parte de Rusia.

El 21 de abril de 2014, poco después de la reunificación de Crimea con Rusia, el presidente ruso, Vladímir Putin, firmó un decreto sobre la rehabilitación de los tártaros crimeos y otros pueblos que habitan en la región.