Se han notificado casos graves de cetoacidosis diabética asociada al tratamiento con los medicamentos canagliflozina, dapagliflozina y empagliflozina. Es un problema que ocurre en personas con diabetes y se presenta cuando el cuerpo no puede usar el azúcar (glucosa) como fuente de energía, debido a que no hay insulina o ésta es insuficiente.
Imagen
En lugar de esto, se utiliza la grasa para obtener energía. Los subproductos del metabolismo de las grasas, llamados cetonas, se acumulan en el cuerpo. La acidosis puede llevar a enfermedad grave o la muerte. Una terapia mejorada para personas jóvenes con diabetes ha disminuido la tasa de mortalidad a raíz de esta afección; sin embargo, sigue siendo un gran riesgo en los ancianos y en las personas que entran en coma cuando el tratamiento se ha retrasado.

Las posibles complicaciones son la acumulación de líquido en el cerebro (edema cerebral), el ataque cardíaco, la muerte del tejido intestinal debido a una presión arterial baja y la insuficiencia renal.

Quien ha alertado de esta reacción adversa a los citados fármacos es la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Ésta recomienda a los profesionales sanitarios realizar monitorización de cuerpos cetónicos en los pacientes que durante el tratamiento desarrollen síntomas sugestivos de cetoacidosis diabética incluso cuando los niveles de glucemia no sugieran el diagnóstico.

También informar a quienes estén en tratamiento sobre la sintomatología de la cetoacidosis diabética y de la necesidad de acudir al médico en el caso de que estos se presenten. Lógico a ver; otra cosa es que el médico esté enterado de todo esto.

Canagliflozina, dapagliflozina y empagliflozina son antidiabéticos orales, inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2).

Dicho cotransportador es el responsable de la mayor parte de la reabsorción de la glucosa desde la luz de los túbulos renales, por lo que su inhibición aumenta la excreción urinaria de glucosa y por tanto reduce sus concentraciones plasmáticas.

Los inhibidores del SGLT2 están autorizados para mejorar el control glucémico en adultos con diabetes mellitus tipo 2 (bien en monoterapia o en asociación con otros medicamentos hipoglucemiantes).

El primero de ellos (dapagliflozina) se comercializó en España en diciembre de 2013. Actualmente están disponibles los siguientes medicamentos: canagliflozina: Invokana; dapagliflozina: Forxiga y Xigduo (este combinado con metformina); y empagliflozina: Jardiance.

Se han notificado casos graves de cetoacidosis diabética en pacientes que se encontraban en tratamiento con estos medicamentos, la mayoría de los cuales requirieron hospitalización del paciente.

Un tercio de los casos notificados hasta la fecha ocurrieron en pacientes diagnosticados de diabetes mellitus tipo 1, indicación no autorizada. Esto es grave porque no se pueden recetar medicamentos para indicaciones que no estén comprobadas

En muchos de los pacientes la presentación del cuadro clínico fue inusual, con ascensos moderados de los niveles de glucosa en sangre (niveles por debajo de los 250mg/dl), sin hiperglucemia concomitante como es habitual en la cetoacidosis diabética, incluso en algún paciente llego a producirse hipoglucemia. Esta presentación atípica puede retrasar el diagnóstico.

Hasta el momento no ha podido establecerse el mecanismo subyacente por el que estos inhibidores de SGLT2 podrían desencadenar una cetoacidosis diabética. El Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC), ha iniciado una revisión detallada de toda la información disponible.

En el caso de aparición de síntomas que pudieran hacerles pensar que están sufriendo un cuadro de cetoacidosis diabética (por ejemplo: nauseas, vómitos, dolor abdominal, sed excesiva, dificultad para respirar, marcado cansancio, somnolencia) deberán ponerse en contacto inmediatamente con un médico. Pero que el médico esté enterado pues los que recetan estos medicamentos fuera de indicación no lo están.