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Por vuestro populismo.

Por no amilanaros ante el terrorismo económico al que os sometían.

Por contribuir a atenuar el miedo en España.

Por haber convertido el corazón en razón.

Por doblegar a las instituciones reaccionarias europeas. Por sacar a la luz sus errores y mentiras y su capacidad de tortura.

Por no asustarse por la manipulación de las encuestas.
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Por dejar en ridículo a la derecha española y sus medios de comunicación.

Por demostrar que una izquierda firme y seria tiene cabida en Europa a pesar de lo que la sabotean.

Por ser el primer disidente de la cárcel de Europa. Por demostrar que es posible liberarse del yugo de los fuertes. Ahora que podremos comprobar hasta dónde puede llegar su crueldad y su torpeza.

Por atestiguar que en las cuestiones trascendentes sobrevenidas hay que consultar al pueblo, no como quienes aprueban por las bravas parlamentarias reformas constitucionales capitales para la vida de los ciudadanos.

Por hacerle el favor a Europa de no salirse del Euro, por la cuenta y perjuicio que les traería, salvo que se pongan bordes y si eso ocurre, a salirse que a ver quién pierde más.

Por los sacrificio a los que os exponéis en aras de la decencia nacional.

Por no ser sumisos ni esclavos, como somos los españoles. Por servirnos de ejemplo.

Por vuestras lágrimas,

Por fortalecer a los españoles que luchan contra la aberración social y política.

Por el susto, disgusto, y aviso, que le habéis metido en el cuerpo a Rajoy, Aznar y demás depredadores de los españoles. Néctar de los dioses.