Las quemaduras graves afectan drásticamente al microbioma intestinal Aumentan las enterobacterias, potencialmente dañinas, y disminuyen las 'beneficiosas'
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© Rocky Mountain Laboratories/NIAIDEscherichia coli, un tipo de enterobacteria.
Los pacientes con quemaduras graves sufren cambios drásticos en su microbioma, según un estudio de la Universidad Loyola de Chicago (EE.UU.). Aumentan las enterobacterias, potencialmente dañinas, y se reducen las 'beneficiosas', que mantienen a raya a las otras. Los pacientes con quemaduras leves, sin embargo, no presentan grandes cambios.

Un estudio publicado en PLoS ONE ha encontrado que los pacientes quemados experimentan cambios drásticos en los 100 billones de bacterias del tracto gastrointestinal.

Científicos de la Universidad Loyola de Chicago (EE.UU.) han descubierto que en los pacientes que habían sufrido quemaduras graves, había un enorme aumento de enterobacterias, una familia de bacterias potencialmente dañinas, y al mismo tiempo había una disminución equivalente de las bacterias beneficiosas que normalmente mantienen a las bacterias nocivas controladas.

Los hallazgos sugieren que los pacientes quemados podrían beneficiarse de tratamientos con probióticos (bacterias vivas beneficiosas). Los hallazgos también podrían aplicarse a otros pacientes con traumatismos, incluidos los pacientes que han sufrido lesiones cerebrales traumáticas, dice el autor principal Mashkoor Choudhry, en la nota de prensa de la universidad, recogida por Newswise.

En individuos sanos, el tracto gastrointestinal contiene más de 100 billones de bacterias, llamadas microbioma, que viven en simbiosis y proporcionan numerosos beneficios. Si se rompe este equilibrio saludable, tiene lugar un estado llamado disbiosis. La disbiosis se ha relacionado con muchas enfermedades, incluyendo la enfermedad inflamatoria del intestino, la obesidad, la artritis reumatoide y la diabetes.

Choudhry y sus colegas examinaron muestras fecales de cuatro pacientes severamente quemados que fueron tratados en el Centro de Quemaduras de la Universidad de Loyola. Las muestras se tomaron entre 5 y 17 días después de que se produjeran las lesiones por quemaduras. Los microbiomas de estos pacientes fueron comparados con los de un grupo control de ocho pacientes que habían sufrido sólo quemaduras leves.

Resultados

En los pacientes con quemaduras graves, las enterobacterias representaban un promedio de un 31,9 por ciento de las bacterias del microbioma intestinal. En comparación, representaban sólo el 0,5 por ciento del microbioma de los pacientes que habían sufrido quemaduras leves. Enterobacteriaceae es una familia de bacterias que incluye bacterias patológicas tales como E. coli y Salmonella.

Choudhry dice que tales desequilibrios de bacterias pueden contribuir a la sepsis y otras complicaciones infecciosas que causan el 75 por ciento de todas las muertes en pacientes con quemaduras graves. El desequilibrio podría afectar a las paredes del tracto gastrointestinal, permitiendo a la bacterias dañinas filtrarse del intestino hacia la sangre. Choudhry está planeando más estudios para confirmar esta hipótesis.

Una quemadura u otra lesión traumática parece iniciar un ciclo vicioso: En respuesta a la lesión, el sistema inmunitario del cuerpo produce una respuesta inflamatoria. Esto provoca un desequilibrio en el microbioma, aumentando aún más la respuesta inflamatoria y provocando un mayor desequilibrio en el microbioma, dice Richard Kennedy, co-autor del estudio.

Choudhry afirma que se necesitan más investigaciones para determinar si la administración de probióticos podría restaurar un microbioma saludable y reducir el riesgo de sepsis y otras complicaciones infecciosas.
Referencia bibliográfica:

Zachary M. Earley, Suhail Akhtar, Stefan J. Green, Ankur Naqib, Omair Khan, Abigail R. Cannon, Adam M. Hammer, Niya L. Morris, Xiaoling Li, Joshua M. Eberhardt, Richard L Gamelli, Richard H. Kennedy, Mashkoor A. Choudhry: Burn Injury Alters the Intestinal Microbiome and Increases Gut Permeability and Bacterial Translocation. PLOS ONE (2015). DOI: 10.1371/journal.pone.0129996.