Hace varios días que me levanto y me acuesto pensando en el pueblo griego. Mis pensamientos oscilan entre la tristeza, el enojo, y la confusión. Me preocupa el destino cercano de todas estas personas que han caído víctimas de la codicia de unos pocos y realmente me cuesta encontrar argumentos para suponer que los hechos van a desenvolverse de manera mínimamente positiva.
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© Internet¿Firmando un acuerdo o una sentencia de muerte?
Apenas unas semanas atrás, el gobierno griego y sus ciudadanos nos estaban dando un ejemplo de verdadera democracia en donde los gobernantes, antes de tomar una decisión casi existencial respecto al futuro de todo el pueblo heleno, convocaban a un referéndum para que sea este mismo pueblo el que decidiera cómo quería ser representado ante los embates de la troika y las presiones de los organismos financieros internacionales.

En aquel entonces, el pueblo griego se expresó en las urnas, y con un categórico casi 62% dijo que no quería que su derecho a vivir dignamente fuera avasallado por la avaricia de unos delincuentes que sólo pretenden salvaguardar la integridad de su perverso sistema político/financiero. Mi alegría fue mayúscula aquel domingo cuando pude ver la valiente actitud del gobierno llamando a su pueblo a autogobernarse y a los ciudadanos dispuestos a hacerlo.

A los pocos días de esa inusual demostración de la voluntad popular ocurrió la debacle: Tsipras, como representante de aquella voluntad, se reunió con los buitres del Eurogrupo y tras largas horas de "deliberación" entregó y sentenció el destino de su pueblo en contra de todo lo que sus ciudadanos le habían encomendado.

¿Qué ocurrió puertas adentro en aquella reunión? No es fácil saberlo, pero sí podemos suponer en base a algunos testimonios y a nuestros conocimientos sobre cómo se comportan los psicópatas, que los lobos de la troika han de haber presionado y manipulado lo suficientemente bien a Tsipras como para conseguir que todo lo que estuvieron exigiendo al país heleno durante meses de "negociación", de buenas a primeras fuera aceptado por el primer ministro griego.

Hace apenas unas horas, el parlamente griego votó a favor de imponerle a su pueblo las condiciones del Eurogrupo en contra de la voluntad manifestada días atrás por ellos. El destino del pueblo griego está sellado, y el panorama se presenta lúgubre para estas personas. El patrimonio que pertenece a los ciudadanos será entregado a la UE a través de un fondo de activos públicos por valor de 50.000 millones de euros. Esta es una de las garantías que exigió la troika para otorgar un nuevo "salvataje" al mejor estilo neoliberal que, como es bien sabido, no sólo no sacará al pueblo griego de la situación asfixiante en la que se encuentra, sino que la intensificará a extremos insostenibles.

Entre otras concesiones hechas por el gobierno, según detalla Eric Toussaint, se cuentan:
...una nueva reducción de sus montos [de las pensiones] y un retraso en la edad de jubilación, los salarios continuarán reducidos, las relaciones laborales estarán aún más precarizadas, el aumento de los impuestos indirectos, incluidos los que afectan a los ingresos pequeños, la continuación y aceleración de las privatizaciones, la acumulación de nuevas deudas ilegítimas con el fin de reembolsar las precedentes, la transferencia de activos griegos a un fondo independiente, la continuación del abandono de importantes elementos del derecho de autodeterminación, la limitación del poder legislativo en beneficio del de los acreedores....
Es lisa y llanamente una sentencia de muerte la que firmó el gobierno griego. ¿Qué posibilidades tiene el pueblo heleno de salir de la crisis siguiendo estas directrices?... Pues muy pocas,... o ninguna. El mismo Eric Toussaint lo aclara:
Las consecuencias nefastas son ineludibles: en algunos meses o a comienzos del año próximo como muy tarde, los acreedores atacarán de nuevo a las autoridades griegas por el no cumplimiento de sus compromisos en términos de excedente presupuestario primario y avanzarán nuevas exigencias. No habrá ningún respiro para el pueblo y para el gobierno griegos. Los acreedores amenazarán con no desembolsar las sumas previstas si no se adoptan nuevas medidas de austeridad. Las autoridades griegas se verán cogidas en el engranaje de las concesiones.
En medio de esta tragedia el testimonio del ex-ministro de finanzas griego, Yanis Varufakis, pone de manifiesto una dolorosa verdad que de una vez por todas debemos enfrentar: lo que hacen los gobernantes poco tiene que ver con la voluntad de sus pueblos y la democracia en general es un montaje escénico para distender a la masas.

En una entrevista reciente el ex-ministro griego fue lapidario arrojando luz sobre cómo operan estos grupos de poder y sobre su "vocación democrática". En sus propias palabras y haciendo referencia a lo que descubrió al ser parte de estas negociaciones dijo:
[...] la información oculta que uno consigue al ocupar un puesto así [hace] que se confirmen tus peores temores... Tener "los poderes reales" hablándote directamente, y ver que son como temías..., ¡que la situación es peor de lo que imaginabas!... La completa falta de escrúpulos democráticos en nombre de los supuestos defensores de la democracia de Europa. El sobreentendido de la otra parte de que estamos en la misma lógica analítica... (Y aún así) tener a figuras muy poderosas mirarte a los ojos y decirte 'Tienes razón en lo que dices, pero vamos a machacarte en cualquier caso'".
Podemos entender entonces porque el ex-funcionario dijo que "[la] eurozona es un lugar incómodo para las personas decentes". Cuando hizo referencia a lo que tuvo que vivir siendo parte del equipo de negociación afirmó que "querían todo desde el primer momento... dijeron que si aprobábamos cualquier ley, lo considerarían una acción hostil y filtrarían a la prensa que estábamos haciéndoles perder tiempo... era una auténtica trampa".

Más adelante, Varufakis reveló que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, "siempre mantuvo la misma actitud: 'El programa no se discute, porque el gobierno anterior lo aceptó y no vamos a cambiar por una elección'". Curioso que este "personaje", miembro de uno de los gobiernos más representativo del mundo "libre y democrático", diga semejante cosa. ¿No se trata justamente de eso la democracia, de que los gobiernos encarnen la voluntad de sus pueblos?... Pues bien, parece que al menos para ellos NO.

Y para dejar más clara cual es la postura de estos auténticos "adalides de la libertad y la democracia" el ex-ministro griego afirmó que para el ministro alemán "los países endeudados simplemente deberían dejar de celebrar elecciones". ¿Nada más que decir, cierto?... Si quedaba algún mínimo vestigio de credibilidad sobre nuestros líderes, Wolfgang Schäuble se encargó laboriosamente de pulverizarlo y hacerlo desaparecer por completo.

La realidad es que el futuro de un pueblo entero que ha sido golpeado duramente por la miseria y la humillación durante los últimos 5 años, se presenta en este momento mucho más negro y desolador aún. En medio de tan triste panorama varias preguntas sobrevuelan mi mente. ¿Hasta dónde resistirán los griegos el maltrato y el desprecio de los buitres del Eurogrupo? ¿Tendrán que hundirse todavía más en la desesperación para revertir su destino? ¿Cuál es el fondo del abismo por el que están cayendo?... y lo que es más importante aún: ¿Qué esperanza nos queda al resto de los pueblos del mundo siendo que podemos ser en cualquier momento "sentenciados a muerte" por decisión de un puñado de dementes?... ¿Tendremos que perecer muchos de nosotros en manos de estos psicópatas antes de levantarnos y decir "BASTA"?