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Arqueólogos de la Universidad de Bristol (Reino Unido) creen poder resolver un misterio sobre el destino de los primeros colonos ingleses en América del Norte. Excavaciones en la isla de Hatteras (Carolina del Norte) han descubierto una serie de artefactos que apuntan a la posibilidad de que los colonos se integraron en la tribu nativa local.

Entre 1584 y 1587, se enviaron varias expediciones desde Inglaterra para establecer la primera colonia en el Nuevo Mundo. Las nuevas tierras fueron bautizadas Virginia, y una colonia permanente se estableció en 1587, con más de 100 hombres, mujeres y niños.

Una expedición para localizar la colonia en la isla de Roanoke en 1590 descubrió el asentamiento, pero lo encontró abandonado. La única pista sobre su paradero eran las letras CRO talladas en un árbol y Croatoan talladas en un poste de madera.

La nueva investigación, en colaboración con la sociedad de arqueología de la comunidad local, se ha centrado en la isla de Croatoan, ahora llamada Hatteras, situada a 85 kilómetros de Roanoke, y en la que se ha encontrado un número significativo de asentamientos de americanos nativos, de los siglos XVI y XVII. En un lugar en particular, se ha descubierto una serie de artilugios fechados que apuntan a la presencia y la supervivencia de los descendientes de la colonia perdida hasta mediados del siglo XVII. Algunos de estos artefactos incluyen lingotes de gres y cobre.

Un hallazgo clave es un contador de Nuremberg, de forma idéntica a los que se encuentran en la isla de Roanoke. Los yacimientos datan de mediados del siglo XVII, y sugieren que algunos de estos preciosos artefactos fueron conservados durante un período de tiempo antes de ser desechados.

Aunque los arquéologos no son concluyentes, creen que la supervivencia de tantos objetos de alto estatus indica que los colonos se trasladaron a la comunidad local de nativos americanos y se integraron en ella. El trabajo de excavación continuará en 2016.