La máscara de Calakmul, un enigmático objeto que muestra la visión maya sobre la vida, la muerte y la resurrección, se exhibe a partir de hoy y por primera vez en México en el Museo Nacional de Antropología.
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La máscara, elaborada en una piedra llamada jade, "plasma la visión de los mayas de vida, muerte y resurrección en un ciclo infinito de existencia", dijo durante la inauguración la noche del miércoles Pilar Cuairán, curadora de la muestra "La Máscara de Calakmul. Universo de jade".

Los arqueólogos aún desconocen a quién perteneció la pieza, cuya datación se calcula entre 660 y 750 d.C. Lo que saben es que fue colocada en la tumba de un gobernante de Calakmul, antigua capital maya situada en el sureste de México, y que la función de las máscaras era dar a los dignatarios muertos la apariencia de la deidad del maíz en el más allá.

"Hoy sabemos que la máscara la portó uno de los antecesores de Garra de Jaguar, un gobernante que llevó a Calakmul a su máximo esplendor, pero aún no hemos determinado a quién correspondió", explicó durante un recorrido por la muestra José Enrique Ortiz Lanz, coordinador de museos y exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).

Calakmul se localiza en el estado de Campeche. Fue declarada por la Unesco Patrimonio Mixto de la Humanidad (cutural y natural) por sus características: es vestigio de una poderosa urbe maya de 70 kilómetros de extensión y está edificada estratégicamente en medio de la selva.

La biósfera de Calakmul es el segundo pulmón de América y la reserva tropical más grande de México. Allí, entre la punta de sus árboles, se asoman algunos de los edificios de esta ciudad que rivalizó con Paleqnue, Chichén-Itzá o Tikal.

La máscara es el centro de una exposición que estará abierta hasta octubre y cuyo discurso curatorial gira en torno a la cosmovisión y el pensamiento de la cultura maya. La pieza fue descubierta a inicios de los años 1980 por el arqueólogo estadounidense William J. Folan en la Tumba I de la Estructura VII de Calakmul.

Aunque ya ha sido apreciada en exposiciones en China o Estados Unidos, es la primera vez que se muestra al público en México.

De esta manera, "a través de una pieza altamente significativa y ayudados por las nuevas tecnologías acercaremos a los nuevos públicos las obras más representativas de las antiguas civilizaciones de México", dijo la directora general del INAH, Teresa Franco.

La pieza, con incrustaciones de concha y obsidiana, es una de las 20 máscaras mortuorias que quedan de los mayas. Con su exhibición se inicia la serie de exposiciones "Una pieza, una cultura", montadas a partir de un objeto único y de gran relevancia.

La exposición fue diseñada también para personas con alguna discapacidad visual, auditiva o física. Contiene un guión para invidentes y débiles visuales, cédulas en braille, un video hecho con traducción de lengua de señas, recreaciones en tercera dimensión y una réplica de la máscara que podrá ser tocada por los visitantes.