El presidente de la República de Guatemala, el general retirado Otto Pérez Molina, podría estar viviendo sus últimos días al frente del país. Después de las acusaciones de liderar junto con la ex vicepresidenta Roxana Baldetti una red de defraudación aduanera denominada 'La Línea', el Congreso de la República está convocado hoy para decidir si retira o no la inmunidad de la que goza el mandatario.
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© EFEUn guatemalteco durante una concentración contra el presidente, el pasado sábado, en Ciudad de Guatemala.
En paralelo a la decisión, el mandatario está camino de la puerta de salida, ya que el domingo se celebrarán elecciones presidenciales y, según la Constitución, sólo puede permanecer en el poder cuatro años de manera improrrogable. También hay convocada para hoy una rueda de prensa del presidente ante los medios, a los que ha esquivado por el momento. Se desconoce el contenido de la misma y se especula que podría anunciar su renuncia, aunque es algo que él ha desmentido.

El pasado 21 de agosto, después de que la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP) acusaran a Pérez Molina y a Baldetti de estar detrás de la estructura de la trama de corrupción y de beneficiarse con el 61% de los montos recaudados, el juez de Mayor Riesgo, Miguel Ángel Gálvez, ordenó la captura de Baldetti. Gálvez concluyó enviarla a prisión preventiva por los delitos de asociación ilícita, defraudación aduanera y cohecho pasivo. Ese mismo día, la Fiscalía presentó una solicitud de antejuicio contra el presidente, un trámite necesario para retirarle el privilegio de inmunidad. El recurso fue dado a conocer por la Corte Suprema de Justicia (CSJ), que lo envió al Congreso de la República para que integrara por sorteo una comisión pesquisidora con cinco diputados que analizaría las acusaciones.

La inmunidad

A pesar de que la comisión se conformó con cuatro congresistas afines al mandatario, el sábado decidió recomendar que se deje sin inmunidad al presidente. El pleno de diputados se reunirá esta mañana en el Palacio Legislativo para decidir si acepta el consejo de la pesquisidora. Para ello, serán necesarios 105 de 158 votos.

Cuando la CICIG y el MP señalaron directamente a Pérez Molina, la respuesta de la población no se hizo esperar. El movimiento ciudadano que inundó las calles de Guatemala el 25 de abril con la consigna de "Renuncia ya" resurgió con fuerza. El pasado sábado miles de gargantas gritaron frente al Palacio Nacional.

Cuando el domingo 23 de agosto el presidente aseguró en un mensaje televisado que no renunciaría, la indignación aumentó. La población convocó un paro nacional que se celebró el pasado jueves y al que acudieron más de 100.000 personas sólo en la capital. Una manifestación sin precedentes en el país, como la definió Edgar Gutiérrez, investigador del Instituto de Problemas Nacionales de la universidad pública.

Comicios

"En estas condiciones no queremos elecciones", fue otra de las demandas de los manifestantes. La presión contra el presidente se incrementa de cara al 6 de septiembre, cuando casi 8 millones de guatemaltecos elegirán a los próximos presidente y vicepresidente, diputados y alcaldes. Pérez Molina no podrá optar a ninguno de estos cargos.

Renzo Rosal, analista independiente, concluye que el hecho de que el mandatario se aferre al poder sólo deslegitima unos comicios ya de por sí cuestionados por las acusaciones contra otros partidos políticos. "Las elecciones pierden ahora más sentido", asegura.

Los magistrados del Tribunal Supremo Electoral admitieron que la situación que vive el país afectará a la conflictividad en los comicios. Sobre la mesa está ahora la decisión que tomarán hoy los 158 congresistas y que podría calmar un poco el ambiente electoral. Sin embargo, en un hemiciclo en el que la mayoría de diputados pertenecen al Partido Patriota, actualmente en el poder, y a Libertad Democrática Renovada (Lider), primero en las encuestas de intención de voto y afín al Gobierno, la incertidumbre está asegurada.