Comentario: El autor se queda corto con las cifras. El saldo final de víctimas civiles se estima de 2500 de los cuales 500 fueron niños.
Hoy en día Aznárez se arriesga a ir a prisión por tal hecho y denuncia la colaboración de Google, que ha entregado a la Justicia argentina el contenido de sus correos privados.
Escribe Carlos Aznárez:
Debo escribir esta vez en primera persona y en tanto que director, desde hace 22 años, de la plataforma de comunicación Resumen Latinoamericano (periódico, radio y TV). Actualmente, me veo lamentablemente implicado en una acción contra la libertad de opinión, información y expresión, derechos que están explícitamente protegidos por la Constitución Nacional (Argentina).
¿Cómo comenzó todo? Hace varios días, recibí en mi correo de email un mensaje de Google (escrito en inglés) en el que se me informaba que "en un plazo de diez días", esta compañía debía facilitar el acceso a todos mis correos en función de una petición formulada por el Tribunal de Primera Instancia Nº 28 donde está depositada la Demanda N. 7271/15.
Ésta es la manera particular en la que me enteré de una increíble violación de mi vida privada en tanto que periodista puesto que se trata de correos que utilizo habitualmente para intercambiar informaciones con otros colegas de diferentes medios de comunicación, además de direcciones privadas que cualquiera puede tener en su correo electrónico.
Esta intrusión en mi privacidad se basa en una demanda penal formulada por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) que me acusa pura y simplemente de ser solidario con el pueblo palestino.
La DAIA y sus abogados se presentaron ante el Fiscal de la República Nº 25 para acusarme de ser una "organización de propaganda discriminatoria" utilizando el argumento del "antisemitismo" por mis críticas a Israel. Las razones invocadas por tal procedimiento son más que groseras y me ofenden en tanto que ciudadano y periodista.
La DAIA se refiere a mi participación en un acto de solidaridad con el pueblo palestino en agosto de 2014 cuando toneladas de bombas israelíes caían sobre Gaza. Ellas causaron la muerte a miles de inocentes, incluyendo un porcentaje elevado de niños, entre la población de la Franja, como sucede hoy en día en Cisjordania. En aquella ocasión, como ocurrió con otras, además de mi actividad profesional, que ejerzo en el periódico Resumen Latinoamericano, fui invitado a expresar mi opinión sobre lo que estaba pasando en Gaza.
El solo hecho de haber estado presente en aquel acto con otros argentinos y de describir con rigor lo que pasaba en Gaza y en todo el territorio palestino parece haber sido un delito para mis acusadores, que piden una pena de prisión para mí. Ellos buscan también llevar a cabo una persecución abierta contra el derecho de información, expresión y opinión.
Es por todo ello que voy a denunciar esta grave violación contra mi persona y el medio al que represento. Son ellos los que han intentado, sin ninguna duda, discriminar y reprimir la función informativa.
Comentario: Primero déjennos recordarle lo que fue una muestra más de la barbarie y la brutalidad inhumana del Estado de Israel:
Como siempre ocurre en este mundo gobernado por psicópatas los victimarios, luego de su orgía de sangre, pretenden que creamos que son las víctimas. Y quienes se declaran ser un pueblo perpetuamente perseguido, ahora lanzan una persecución contra un periodista que no hizo más que solidarizarse con un pueblo oprimido y sistemáticamente aniquilado por un estado brutal y despiadado.
¿Dónde está la libertad de expresión que tanto defienden? Cuando ocurrió el
ataque de falsa banderaatentado al semanario Charlie Hebdo millones de voces se alzaron para defender una mal entendida libertad de expresión. ¿DÓNDE ESTÁN ESAS VOCES AHORA?... No las estamos oyendo.. En aquel entonces inundaron las calles de cientos de ciudades del mundo para protestar y exigir que se respete y proteja la libertad de opinar y de expresarse... ¿POR QUÉ NO ESTÁN AHORA INUNDANDO LAS CALLES?... Sí estuvieron cuando había que "defender" a unos criminales que disfrazan su odio racial y su retorcida mente de "arte", pero no están ahora para alzar la voz contra lo que es claramente una persecución que pretende operar como medida ejemplificadora y mantener a raya a cualquiera que intente denunciar la brutalidad de un estado que siembra muerte y miseria a diario.