Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Imagen
© Steve Evans / CC BY-SA 2.0Soldados de Sudán del Sur. Israel ha estado armando al Gobierno de Sudán del Sur que comete violaciones de los derechos humanos desde la guerra civil que estalló en el país.
¿Por qué al ministerio de Relaciones Exteriores no le importa si las armas israelíes acaban en manos de dictadores, violadores en serie de los derechos humanos, como los de Sudán del Sur?

La sombría relación de Israel con regímenes tiránicos de la que el mundo se enteró el domingo por la mañana cuando el ministerio de Relaciones Exteriores anunció la objeción a una nueva enmienda a una ley que restringiría las ventas de armas israelíes a los países involucrados en violaciones de los derechos humanos.

La ley de la supervisión de las exportaciones del ministerio de Defensa, aprobada en 2007, obliga al ministerio a consultar al ministerio de Relaciones Exteriores antes de vender armas a un país extranjero. De acuerdo con la enmienda -patrocinada por las diputadas de Meretz, Zehava Galon y Tamar Zandberg- el ministerio de Relaciones Exteriores tendría un poder casi total de veto sobre la venta de armas, siendo el gabinete de seguridad la única autoridad para anular la objeción del ministerio.

Según la autoridad legal del ministerio, el monitoreo de las violaciones de los derechos humanos perpetradas por las fuerzas de seguridad extranjeras son "importantes y merecen una atención continua del ministerio de Asuntos Exteriores y de todos los organismos que participan en la supervisión", pero no es lo bastante importante para legislar esta ley.

¿Entonces por qué la oposición del ministerio de Relaciones Exteriores? El objetivo de la ley original era permitir que el ministerio actúe como freno para los traficantes de armas que probablemente prefieren hacer la vista gorda a las implicaciones de los acuerdos que hacen. En momentos en que el nombre de Israel no es exactamente sinónimo de los grandes defensores de los derechos humanos, uno esperaría que su Gobierno haga mínimamente eso -aunque sea por el bien de la apariencia exterior - es decir, hacer un esfuerzo concienzudo de garantizar que las armas israelíes no terminen en las manos equivocadas.

No es solamente a la posición actual de Israel en el mundo a la que debería afectar esa decisión. El Estado suministró -y sigue haciéndolo- armas a algunos de los peores violadores de los derechos humanos imaginables. En una reciente entrevista de Ayelett Shani del periódico Haaretz, Liliy Traubman, de origen chileno, describió sus esfuerzos para exigir la divulgación de las relaciones de los organismos de seguridad de Israel y su cancillería con el brutal régimen de Augusto Pinochet, responsable del secuestro, el asesinato y la tortura de decenas de miles de ciudadanos, incluyendo la de su padre.
"Todas las armas de la policía y el ejército chileno eran israelíes. En Chile me fui por ahí con una fotografía de mi hermano en uniforme del ejército de Israel. En los puestos de control y en los registros solía sacar la foto y les decía que este era mi hermano, que era un oficial del ejército -aunque era un soldado regular- y así los engañé. El ejército chileno admiraba al ejército israelí. Cuando Pinochet quiso visitar Israel amenazó con que si aquí no lo recibían iba a cancelar un gran acuerdo de armas. Ningún dictador en el mundo, por más malo que sea, puede existir sin el apoyo internacional. La dictadura en Chile duró tanto porque había países que la apoyaron e Israel fue uno de ellos...

Está claro que hay documentación de la venta de armas y también, obviamente, de la formación impartida a la inteligencia chilena. Hay información sobre el destino de los desaparecidos judíos en Chile. Tal vez incluso hay información acerca de mi padre. Quiénes lo torturaron, quién lo mató, ¿quiénes son? ¿Tal vez estuvieron aquí, en Israel? ¿Quizás recibieron capacitación del Shin Bet [el servicio de seguridad] aquí? Cuando se descubran los documentos vamos a ser capaces de entender cómo trabajó la infraestructura de la dictadura y cuán profundamente estuvo involucrado Israel".
Israel también vendió armas al gobierno de Sudáfrica durante el apartheid, vendió armas a los militares de El Salvador durante la guerra civil, donde las violaciones de los derechos humanos fueron sistemáticas y generalizadas. Y hay pruebas de que vendió armas al Gobierno hutu que ya estaba llevando a cabo un genocidio contra la población tutsi de Ruanda (un tribunal de Tel Aviv rechazó una petición para revelar la documentación de las exportaciones de armas a los hutus).

Más recientemente, sin embargo, el foco de atención ha estado en Sudán del Sur, adonde Israel ha enviado continuamente armas y entrenó a las fuerzas del Gobierno desde que el país declaró su independencia en 2011. Itay Mack, abogado y experto en la industria armamentística israelí, hizo un llamamiento al ministerio de Defensa para detener las exportaciones militares al país. Su apelación fue rechazada.

De hecho, sólo en 2014, las empresas de armas israelíes registraron un aumento del 40% de las exportaciones sólo a los países africanos, aumentando aún más la preocupación de que las armas podrían terminar en manos de cualquier gobierno represivo. El Gobierno israelí no publica detalles de todos sus acuerdos de armas.

En una reciente entrevista con Haaretz Mack describe cómo está ocupando Israel el vacío que Estados Unidos y Europa dejaron detrás:
"Sabemos que Israel está vendiendo armas a Azerbaiyán, Sudán del Sur y Ruanda. Israel está entrenando a unidades que custodian los regímenes presidenciales en los estados africanos. Según los informes esto está sucediendo en Camerún, Togo y Guinea Ecuatorial, estados no democráticos, algunos de ellos dictaduras, que matan, saquean y oprimen a sus ciudadanos.
La ventaja competitiva de Israel en el comercio de armas es que puede vender armas de combate probadas y experiencia militar, debido a que ha tenido a una población civil bajo el gobierno militar durante casi 50 años. O como Mack dice: "Los generales de Guatemala captaron que su confrontación con la población indígena [local] es muy similar a la situación en Israel".

¿Estará creciendo la demanda, a pesar de la creciente impaciencia del mundo, de la experiencia de Israel, la ocupación, que Israel asegura que sigue siendo temporal? ¿Qué pasará con Israel si su mercado de exportaciones de defensa se limita a los regímenes dictatoriales?