El rey saudí, Salman bin Abdulaziz Al Saud (segundo de la drch.), junto a miembros del Consejo de la Shura (Parlamento saudí) en Riad, capital del país, enero de 2016.
El rey saudí, Salman bin Abdulaziz Al Saud (segundo de la drch.), junto a miembros del Consejo de la Shura (Parlamento saudí) en Riad, capital del país, enero de 2016.
El Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) ha acusado al régimen saudí de apoyar financieramente a sus mercenario en El Líbano para difamar a la Resistencia.
"Arabia Saudí apoya financieramente a sus elementos en El Líbano para llevar a cabo actividades contra la Resistencia, porque la Resistencia revela los crímenes saudíes y frustra los planes takfiríes en la región", ha puntualizado el jefe adjunto del Consejo Ejecutivo de Hezbolá, el sheij Nabil Qauq.
Ha precisado que el crimen más destacado de la dinastía saudí es mantener lazos con el régimen de Israel y ha llamado a enfrentar este crimen.

Quaq también ha hecho hincapié en que El Líbano no sólo no se convertirá en un camino para los takfiríes, sino que el país árabe resistirá ante los peligros de los takfiríes y sus patrocinadores.

El pasado mes de agosto, las fuerzas libanesas lograron detener a Ahmad al-Asir, considerado el "emir" del EIIL (Daesh, en árabe) en El Líbano, quien confesó que Arabia Saudí le pagaba mensualmente 1,5 millones de libras libanesas para formar un frente contra Hezbolá.

Al-Asir confesó que Arabia Saudí le pagaba mensualmente 1,5 millones de libras libanesas para formar un frente contra el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá).

Además de manifestar sobre el fracaso del plan del terrorismo takfirí ha agregado que todas las batallas contra este plan en Siria y Yemen demuestra como la Resistencia y sus combatientes han podido vencerlo.

En este contexto, el secretario general de Hezbolá, Seyed Hasan Nasrolá, aseguró el pasado mes de marzo que, sin duda, Arabia Saudí fracasará en su ofensiva contra el pueblo de Yemen.

A finales de marzo de 2015, Arabia Saudí emprendió sin el aval de las Naciones Unidas, pero con la luz verde de Estados Unidos, una campaña militar contra Yemen, en un intento por eliminar de la esfera política al movimiento popular yemení Ansarolá y restaurar en el poder al fugitivo expresidente yemení, Abdu Rabu Mansur Hadi, fiel aliado de Riad.

Las incursiones aéreas del régimen de Al Saud contra el territorio yemení, que han recibido duras críticas regionales e internacionales, han dejado más de 32.000 víctimas, entre muertos y heridos, en su mayoría civiles, según las últimas estadísticas de las Naciones Unidas.