(México) - La pérdida de valor del peso frente al dólar repercute hasta en los alimentos que consumen los mexicanos, aún cuando sean producidos en territorio nacional, advirtieron el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) y la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Campo (ANEC).

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El país carece de autosuficiencia alimentaria y las importaciones del sector agropecuario y agroindustrial casi equiparan a las exportaciones, además de que más del 60 por ciento del costo de producción agrícola en México depende de semillas, fertilizantes y plaquicidas que, en su mayoría son importados y los que son nacionales se ajustan al precio de los primeros, indicaron.

La devaluación de más de 30 por ciento del peso frente al dólar impacta de una manera muy severa el precio de los alimentos mediante dos fuentes de presión: por un lado, la importación directa de muchos productos y, por el otro, porque los costos de producción se disparan aquí porque la mayor parte de los insumos se compran al extranjero o se cotizan en dólares, precisó Víctor Suárez Carrera, director de la ANEC

El 85 por ciento de las semillas están controladas por tres grandes monopolios en México, como Monsanto y Pioneer, que también dominan el mercado de herbicidas e insecticidas, y todo lo cotizan en dólares, sea que lo importen o lo produzcan, dijo. A ello se suma que 70 por ciento de los ferlizantes nitrogenados también tienen que comprarse en otros países. Así que, "el aumento registrado en los costos de producción agrícola llega a ser mayor que el porcentaje en que se ha devaluado el peso porque se agregan otros factores como intermediarismo y el control monopólico en el sector".

Las cifras más recientes del Banco de México sobre la balanza comercial de productos agropecuarios y agroindustriales muestran que en 2015 el país obtuvo un superávit de 848 millones de dólares. Sin embargo, las exportaciones, que ascendieron a 26 mil 602 millones de dólares, sólo superaron en apenas un 3 por ciento a las importaciones que se hicieron de los mismos productos y cuyo valor fue de 25 mil 753 millones de dólares. Es decir que casi se compró del exterior lo mismo que se vendió en productos agropecuarios y agroindustriales.

Si sólo se toma en cuenta el rubro de alimentos, bebidas y tabaco, el país resultó deficitario en 328 millones de dólares, porque las comparas superaron 2.4 por ciento las ventas foráneas. En productos químicos utilizados para el campo, como los fertilizantes, las importaciones superaron 2.5 veces o 150 por ciento las exportaciones, ya que las primeras sumaron 429 millones de dólares y las segundas 171 millones.

En cuanto a los precios, sólo en frutas y hortalizas, la inflación registrada durante enero de este año fue de 6.19 por ciento mayor respecto a diciembre de 2015, es decir 16 veces más que la inflación general de 0.38 por ciento, y en el acumulado anual llegó a 17.38 por ciento. Ello contrasta con las caídas de precios de 4.63, 3.39 y 1.06 por ciento que tuvieron las fruras y hortalizas en enero de 2015, 2014 y 2013, respectivamente, de acuerdo con el Inegi.

El GCMA marca con color rojo los precios del frijol y jitomate en su semáforo agroalimentario porque acumulan un encarecimiento anual de hasta 75 y 122 por en ciento en sus variedades producidas en Sinaloa. El kilo frijol azufrado de Sinaloa se vende a 22.30 pesos y el peruano nacional hasta 28 pesos, lo que implica entre 1.40 y 3.70 pesos más que en diciembre, pero en un mes el frijol pinto de Durango y el de Chihuahua se encareció 53 y 62 por ciento al pasar a menos de 10 pesos a 15 por kilo.

El jitomate saladette se vende en promedio a 25 pesos el kilo pero al productor se le paga a 7.50 pesos y el precio de exportación es de 43 pesos, según GCMA.