Tras la erupción en abril de 2010 del volcán islandés Eyjafjallajökull se produjo un parón sin precedentes en el espacio aéreo europeo y la comunidad científica desvió su atención hacia el gas volcánico expulsado y sus efectos. Ahora, una nueva investigación europea acaba de revelar nuevos datos sorprendentes sobre su nube de ceniza.

Eyjafjallajökull
© ShuterStockVolcán Eyjafjallajökull
La investigación, realizada por un equipo del Instituto Max Planck de Química de Mainz (Alemania), ha sacado a relucir que la nube no sólo contenía dióxido de azufre, un gas común en las erupciones volcánicas, sino también radicales de cloro libres. Los radicales de cloro son agentes extremadamente reactivos que pueden ejercer un impacto de gran magnitud en la química atmosférica aún en pequeñas proporciones.

Los descubrimientos, publicados en la revista Geophysical Research Letters, ofrecen indicios sobre la química de los radicales de cloro existentes en la nube volcánica, a partir de lo cual el equipo pudo realizar cálculos sobre su concentración.

La expulsión volcánica de gases de cloro no es un fenómeno desconocido, pero hasta ahora no existían datos sobre la presencia de radicales de cloro altamente reactivos.

El equipo de científicos encargado de este trabajo halló indicios concluyentes de su presencia tras analizar aire obtenido de la nube de cenizas alrededor del Eyjafjallajökull. En la primavera de 2010 realizaron tres vuelos dentro de la nube de ceniza para obtener muestras de aire mediante un contenedor de mediciones atmosféricas CARIBIC.

«Cada volcán tiene una personalidad distinta», comentó Angela Baker, una de las autoras del estudio. «Descubrimos que la concentración de hidrocarburos era un 70 % menor en el interior de la nube de cenizas del Eyjafjallajökull que en su exterior. La única explicación plausible que justificaba la pérdida de hidrocarburos pasaba por una reacción con radicales de cloro. Investigaciones posteriores confirmaron que los radicales de cloro libres eran la causa.»

Los científicos descubrieron que existían concentraciones de hasta 66 000 átomos de cloro por centímetro cúbico de aire. Aunque esta cantidad es baja en comparación con la concentración de otros gases, es reseñable debido a que los radicales de cloro normalmente están ausentes y sólo es necesario que exista una pequeña cantidad de los mismos para que influyan en gran medida en la química atmosférica.

Los hidrocarburos como el propano y el butano están presentes incluso en las zonas más limpias y remotas de las capas más bajas de la atmósfera. Normalmente se eliminan cuando reaccionan con radicales hidroxilo, pero esta reacción se produce a una velocidad mucho mayor con radicales de cloro. Estas reacciones con el cloro dejan una señal en la mezcla de hidrocarburos presentes en el aire. Gracias a esta traza los científicos son capaces de calcular cuántos radicales de cloro había en un principio.

Mediante el empleo de las concentraciones de radicales de cloro de la nube de cenizas volcánicas obtenidas del penacho del Eyjafjallajökull, los investigadores alemanes anticiparon que se encontrarán resultados similares en penachos de otros volcanes como el del Grimsvötn, también en Islandia y que logró paralizar brevemente parte del espacio aéreo europeo en mayo de 2011.