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Científicos británicos y estadounidenses han concluído que el ajetreo y bullicio de las oficinas modernas, con espacios abiertos, conducen a la ineficiencia del funcionamiento del cerebro humano y reducen la productividad del trabajador.

La oficina moderna disminuye la productividad de los trabajadores en un 15% y lleva a un deterioro en su estado de salud en un 32%, pues los empleados se sienten muy estresados y su cerebro está en constante actividad, lo que conduce a una pérdida innecesaria de energía.

"La oficina con espacios abiertos fue inventada con el fin de permitir a las personas moverse libremente por la habitación y comunicarse con sus compañeros para efectivamente resolver problemas y compartir ideas", dijo el neurocientífico Jack Lewis, quien organizó el experimento.

Pero en la práctica esto no sucede así, cuando una persona se concentra en su trabajo, el compañero del escritorio vecino habla por teléfono, otro lee en voz alta y otros conversan, lo que hace que se pierde la concentración. "Uno puede no prestar atención a lo que ocurre alrededor, pero el cerebro es sensible a la distracción", agregó.

El experimento también reveló que los empleados trabajan mejor en los espacios que han sido enriquecidos con imágenes y plantas. La explicación de esto radica en el hecho de que en tales circunstancias, el empleado se siente cómodo y por lo tanto, más concentrado.