Dr. Nabeel Hameed
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Amy Goodman: Los organismos de derechos humanos critican la decisión del gobierno de Obama de reanudar la venta de material militar a Bahréin, a pesar de que la monarquía gobernante en ese país continúa reprimiendo las protestas a favor de la democracia. El Departamento de Estado anunció que autorizará un cargamento multimillonario de material militar al gobierno bahreiní, invocando "intereses de seguridad nacional". El anuncio se produjo pocos días después de que el gobierno del país asiático prometiera "acciones más duras" en su ofensiva contra los manifestantes.

Mientras tanto, reconocidos activistas de derechos humanos como Nabeel Rajab continúan en la cárcel, al igual que Abdulhadi Alkhawaja, que lleva más de tres meses en huelga de hambre. Bahréin es un aliado estratégico del gobierno de Estados Unidos en Medio Oriente, ya que alberga la Quinta Flota de la Armada de Estados Unidos.

Mientras Estados Unidos confirma la venta de armas, miles de bahreiníes salieron a las calles de Manama, la ciudad capital, para exigir la libertad de los presos políticos.

Manifestante: [traducción] Naturalmente nuestras demandas en Bahréin, las de todo nuestro pueblo, son las que hacemos todos hace años: democracia, cambio de régimen y libertad a los detenidos. Son las mismas demandas que se hacen en todo el mundo; queremos las mismas cosas.

Amy Goodman: Durante el año pasado, decenas de médicos y enfermeras bahreiníes fueron detenidos y juzgados por atender a manifestantes contrarios al gobierno. Hoy nos acompaña en el estudio el Dr. Nabeel Hameed, uno de esos médicos, además de uno de los pocos neurocirujanos de Bahréin. Tras su arresto, Hameed estuvo tres meses detenido, período durante el cual denuncia haber sido golpeado y torturado. Será juzgado por un tribunal bahreiní inmediatamente después de regresar a su país.

Bienvenido a Democracy Now!, doctor. ¿Puede explicarnos qué ocurrió y qué está pasando hoy en Bahréin?

Dr. Nabeel Hameed: Creo que lo que ocurrió fue que tras la Primavera Árabe, el pueblo bahreiní quería reformas y comenzó a pedirlas, inspirado por aquella. Entonces el gobierno reprimió duramente y los médicos quedamos enredados en el medio.

Amy Goodman: ¿Qué ocurrió?

Dr. Nabeel Hameed: Básicamente, estábamos en el hospital, la mayoría estábamos de guardia; cuando se produjo la represión, hubo muchos heridos que necesitaban atención. Vimos esas heridas, vimos el nivel de atrocidad de la que esos pacientes habían sido víctimas y los atendimos. Por atender a estos pacientes, [las autoridades] nos cayeron encima duramente y nos tildaron de traidores.

Amy Goodman: Por haberlos atendido. ¿Cómo se llama el hospital?

Dr. Nabeel Hameed: Centro Médico Salmaniya.

Amy Goodman: ¿Primero los separaron del cargo o los detuvieron?

Dr. Nabeel Hameed: No, primero nos detuvieron. Y hablo en plural, porque somos unas 48 personas entre médicos, enfermeros, paramédicos y conductores de ambulancia. Primero nos detuvieron y luego nos separaron del cargo.

Amy Goodman: ¿Esto ocurrió en abril?

Dr. Nabeel Hameed: Esto fue el año pasado; comenzó en marzo; a mí me detuvieron el 11 de abril.

Amy Goodman: Después ¿qué le pasó en la cárcel? ¿Adónde lo llevaron?

Dr. Nabeel Hameed: Me llevaron a un centro de interrogación llamado Adilya. Allí me retuvieron durante tres o cuatro días. Es difícil recordar, no le puedo decir con exactitud si fueron tres o cuatro días, porque el sufrimiento que pasé allí fue horrible. Nos hacían permanecer de pie durante días enteros, sin dejarnos dormir, golpeándonos. Nos empujaban a un cuarto y nos pegaban en la espalda con un látigo o una manguera, nos tiraban al suelo y nos insultaban. Incluso me amenazaron de muerte encañonándome con una pistola en la cabeza. Después de esos tres o cuatro días, me encerraron en una celda, donde, para mi sorpresa, me encontré con dos de mis colegas médicos. Era una celda de cinco metros por seis metros en la que había unos 13 presos, entre ingenieros, profesores universitarios, pescadores, es decir, era como una muestra representativa de la población civil de Bahréin.

Amy Goodman: El mes pasado, May Ying Welsh, periodista de la versión en inglés de la cadena Al Jazeera, ganó el Premio George Polk por su documental "Bahréin, un grito en la oscuridad". Allí Welsh describe precisamente lo que usted nos cuenta, es decir, lo ocurrido al personal sanitario del Hospital Salmaniya.

May Ying Welsh: Todo miembro del personal médico que llevara uniforme y fuera sorprendido intentando salvar a los manifestantes en la Plaza de la Perla era atacado. El Dr. Saadiq Al Ekri, cirujano, fue esposado y golpeado.

Dr. Saadiq Al Ekri: Llevaba puesto mi uniforme de médico, el que tiene la Media Luna. Me ataron y me atacaron mientras yo gritaba. Luego, ya no se cuánta gente, quizá diez o veinte personas, no me acuerdo, empezaron a golpearme por todas partes, dándome patadas y golpeándome con palos. Luego, no sé. Me dijeron "Levántate o te matamos".

May Ying Welsh: Tras romperle la nariz y las costillas, el Dr. Ekri afirma que la policía le bajó los pantalones y amenazó con violarlo. Cuatro personas murieron en la Plaza de la Perla.

Ahmed Abu Taki: Mi hermano estaba durmiendo cerca de la plaza, cuando llegó un policía y le disparó mientras dormía. Había ido allí para buscar trabajo; tenía solo 22 años.

Amy Goodman: Escuchábamos un fragmento del documental de May Ying Welsh, "Bahréin, un grito en la oscuridad". Estos son sus compañeros.

Dr. Nabeel Hameed: Si, están siendo juzgados, como yo, todavía estamos en juicio.

Amy Goodman: Explíquenos entonces, Dr. Hameed, por qué lo juzgan.

Dr. Nabeel Hameed: Cuando me llevaron, me preguntaron, básicamente, por uno de los manifestantes que había atendido y luego me acusaron de haberlo matado. Me acusaron de haberle roto la cabeza y operarlo después, solo para empañar la imagen de Bahréin y derrocar al régimen. Esa víctima tenía un balazo en la cabeza y la herida era demasiado grave como para que sobreviviera. Hice todo lo que pude, pero por desgracia no lo pude salvar. Así que en realidad nos juzgaron en calidad de testigos. Fuimos testigos de determinados hechos y entonces [las autoridades] querían desacreditarnos. Por eso nos acusan de estos crímenes. También acusan a otros médicos de los mismos cargos y de ocupar el hospital y robar equipo del hospital. Todo eso no tiene ni pies ni cabeza y es mentira.

Amy Goodman: La semana pasada hablé con el director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, y le pregunté por qué Estados Unidos no presionó a Bahréin para que liberara a los activistas a favor de la democracia.

Kenneth Roth: Hay dos motivos secundarios y uno principal. Los motivos secundarios son la base militar en Bahréin que el gobierno estadounidense no quiere perder y la preocupación por la influencia iraní que viene justo del otro lado del Golfo Pérsico. Bahréin, al igual que Irán, es de mayoría chiíta. El miedo a dicha influencia está ahí, pero creo que el motivo principal es Arabia Saudita. Bahréin es una pequeña isla unida a Arabia Saudita por una autopista elevada sobre el mar. Arabia Saudita sencillamente no va a permitir que haya una democracia verdadera cerca de sus costas y menos aún una [democracia] donde los chiítas tendrían muchas oportunidades de ganar si hubiera elecciones libres. Eso sentaría un precedente, sobre todo para la provincia oriental de Arabia Saudita, un territorio productor de petróleo con una amplia población chiíta. Ante esto, la monarquía de Arabia Saudita trazó una línea y dijo "de ninguna manera", decisión que Estados Unidos respeta.

Amy Goodman: Escuchábamos al director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth. Dr. Nabeel Hameed, ¿puede contarnos qué significó la visita del príncipe heredero de Bahréin a Washington la semana pasada - en la que se reunió con la secretaria de Estado Hillary Clinton - y la reanudación de la venta multimillonaria de armas a Bahréin, mientras usted va a juicio?

Dr. Nabeel Hameed: Comenzaré por decir que aún siento una gran admiración por el príncipe heredero. La primera vez que lo vi fue en 2002, en realidad, en televisión, diciendo que su objetivo era conseguir que Bahréin fuera un país donde cada bahreiní estuviera orgulloso; entonces vi realmente en él a un futuro líder. Ahora bien, lo que hizo la semana pasada fue básicamente pedir más apoyo a Estados Unidos para continuar con esta impunidad, esa cultura de la impunidad en Bahréin, donde la tortura o el uso de la violencia contra los manifestantes, sencillamente continúa. Los estadounidenses, al permitir que continúe este acuerdo armamentístico, están apoyando de forma indirecta esta escalada de violencia contra los manifestantes.

Amy Goodman: ¿Los funcionarios del gobierno mostraron interés de reunirse con usted, uno de tantos médicos de Bahréin acusados y a la espera de juicio?

Dr. Nabeel Hameed: ¿Médicos del gobierno de Estados Unidos?

Amy Goodman: Funcionarios del gobierno de Estados Unidos. ¿Se reunió usted con legisladores, con senadores?

Dr. Nabeel Hameed: Me reuní con algunos, incluso con funcionarios del Departamento de Estado.

Amy Goodman: Finalmente, ¿podría hablarnos sobre lo que significa para usted estar aquí en Estados Unidos en el mismo momento en que ese cargamento de armas está yendo a su país? ¿Es usted uno de los tres neurocirujanos en Bahréin?

Dr. Nabeel Hameed: Soy uno de los tres, sí.

Amy Goodman: Sí.

Dr. Nabeel Hameed: Dos fueron separados de sus cargos.

Amy Goodman: Dos de ustedes fueron separados de sus cargos.

Dr. Nabeel Hameed: Yo volví [a mi cargo]; estoy de vuelta hace tres semanas. Mi suspensión fue levantada y estoy otra vez en el hospital.

Amy Goodman: ¿Y qué pena pueden imponerle?

Dr. Nabeel Hameed: Como comenté, cuando me llevaron y me interrogaron, en realidad me dijeron que me acusarían de homicidio. Pero más tarde, esa acusación desapareció y ahora en realidad se me acusa de delitos menores, como participar en concentraciones ilegales y difundir mentiras o algo así.

Amy Goodman: ¿Conoce usted a Abdulhadi Alkhawaja, uno de los principales activistas por los derechos humanos que está en huelga de hambre?

Dr. Nabeel Hameed: No lo conozco personalmente, pero ahora sí sé quién es.

Amy Goodman: ¿Cree que esa huelga de hambre y la situación en Bahréin están recibiendo la atención que merecen?

Dr. Nabeel Hameed: Recibe atención. Con esta huelga, él ha llevado la voz de los bahreiníes a un panorama global. Sin embargo, el problema es el silencio. Hay un silencio ensordecedor de los gobiernos del mundo en torno a Bahréin; lo que está sucediendo en Bahréin es pequeño comparado con otros países como Siria o Libia. No estoy negando que lo que pasa en Siria es mucho más grave, pero digo que la situación en Bahréin es verdaderamente cada vez peor. Si la violencia no se detiene aquí, la situación puede llegar a ser muy, muy mala en el futuro. Entonces ahora existe la oportunidad de tratarlo y de tratarlo bien. No es necesario esperar que la violencia esté fuera de control".

Amy Goodman: Dr. Nabeel Hameed, quiero darle las gracias por haber estado con nosotros. El Dr. Nabeel Hameed es neurocirujano del Hospital Salmaniya en Manama, Bahréin. Fue detenido y golpeado brutalmente por haber atendido a un manifestante herido. Hameed volvió al trabajo en dicho hospital el mes pasado, luego de un año de suspensión, pero tiene que ir a juicio junto a otros médicos, enfermeras y paramédicos por haber atendido a activistas a favor de la democracia.