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© DesconocidoCecilia Sustersic
Monsanto: especialista en la aniquilación de la diversidad natural planetaria: Tratando de armar el rompecabezas del actual sistema de dominación mundial del mercado de los alimentos, es inevitable revelar el "identikit" de una de las corporaciones más corruptas e inescrupulosas del planeta, empresa madre del paradigma de la agricultura basada en la biotecnología, el uso masivo de los agroquímicos tóxicos, la maquinaria pesada y las semillas híbridas. El lema base de esta Corporación es "no podemos permitirnos perder un solo dólar de venta". Para lograr este fin no hay estrategia en su historial que no haya utilizado para sacar al mercado sus productos con la menor interferencia posible del Estado.

Comenzó siendo la empresa más grande de las industrias químicas del siglo XX, creadora del PCB (refrigerante de los transformadores de electricidad*) cuya comprobada toxicidad extrema -en el aire, la tierra y el agua- que la empresa ocultó por más de cinco décadas, la llevó a enfrentar innumerables juicios con los pobladores de Anniston, Estados Unidos, donde tenía sede la fábrica. Junto a Dow Chemical fue la corporación proveedora del "Agente Naranja", defoliante con el que se roció a 3 millones de Vietnamitas -90 millones de litros en toda la guerra- para destruir la vegetación y cosechas privando a los vietnamitas de refugio y alimento. Causó 400 mil muertos y 500 mil niños con malformaciones congénitas, incluidos los propios soldados norteamericanos.

Estos son solo algunos de los datos que se encuentran perfectamente documentados en varios films, entre ellos El mundo según Monsanto de Monique Robin. Este modelo bélico que enriqueció enormemente a la empresa es el que buscó instaurar y practicar abusivamente en los nuevos horizontes comerciales de la industria alimenticia. Utilizando y retransformando la maquinaria y gran cantidad de químicos que quedaron de la guerra, ideó y dio nacimiento a la industria de la biotecnología que Edgar Morin, filósofo creador del pensamiento complejo, definió como "... la mayor amenaza que ha sufrido la humanidad en toda su historia, porque están metiendo la mano en nuestros códigos más privados, en aquellos que aseguran la supervivencia de la especie, de nuestros hijos y de nuestros nietos..."

Bajo el supuesto objetivo de palear el hambre en el mundo, creó un paquete tecnológico cuya herramienta principal fue la genética aplicada a las semillas de los principales cultivos, para obtener mejores rendimientos. Así se crea la Soya Roundup Ready, que fue el primer cultivo transgénico autorizado desde 1996. Dependiente de un herbicida que se llama Roundup y una maquinaria diseñada para la siembra directa que posibilita en una única pasada bañar el suelo de herbicida, colocar la semilla y añadirle un fertilizante, significó para aquellos productores con capacidad económica para invertir en esta tecnología un ahorro enorme en personal y un ingreso al mercado de los granos internacional que transformó cualitativamente el sistema de la agricultura en el mundo.

Toda esta ingeniería tecnológica para la agricultura, es vendida por las mismas pocas empresas que concentran el mercado de los agronegocios. Así, desde los 90's la industria de los agro tóxicos absorbió a la industria de las semillas. Actualmente Monsanto concentra el 90% de los OGM (Organismos genéticamente modificados) del mundo. Los OGM invadieron el planeta principalmente norte y sud América, Asia y Australia, en 10 años, 100 millones de hectáreas fueron sembradas con monocultivos transgénicos en detrimento de la diversidad de especies. Monsanto viene construyendo un monopolio que amenaza el futuro de la alimentación mundial, que ha generado una verdadera carrera entre las compañías de biotecnología que luchan por encontrar y aislar ADN de valor, para modificarlo, patentarlo inmediatamente y poder vender "su invención" genética, la propiedad intelectual de la vida misma.

Una vez que las semillas han sido modificadas, se implementa el sistema de patentes sobre organismos vivos, algo inédito en la historia de la propiedad intelectual. Capítulo aparte es como la corporación logró que se abandonara la sólida legislación que prohibía patentar los seres vivos y la certeza generalizada de que "las formas de vida no son invenciones de la industria". Con el argumento de "resguardar" sus inversiones en conocimiento y tecnología, que garanticen a la empresa una "compensación justa a sus innovaciones", cada campesino que compra semillas transgénicas debe pagar regalías por la utilización de la tecnología acerca del gen manipulado.

Los agricultores no pueden guardar ni intercambiar semillas para volver a sembrarlas. De hecho Monsanto demanda a miles de productores en el mundo extorsionándolos y llevándolos muchas veces a la quiebra si no ceden a sus presiones. En la India el cultivo de algodón transgénico llevó al desarrollo de nuevas enfermedades que se fueron propagando y llevaron a debilitar las plantas. Las llamadas "semillas del suicidio" reflejan el crecimiento alarmante de suicidios de campesinos que para adquirir las semillas que las empresas venden cuatro veces más caras -con todos los pesticidas fertilizantes y herbicidas que tienen que comprar- sumerge a los campesinos en un círculo dramático de préstamos que los lleva a la quiebra.

Vandana Shiva una gran luchadora en contra de este modelo, habla de la segunda revolución verde de los OGM de Monsanto protegida por patentes, que nada tiene que ver con la seguridad alimentaria sino con aumentar los ingresos de esta corporación. Denuncia que "la manipulación genética era la mejor forma de conseguir patentes, esa fue su estrategia para llegar a su verdadera meta: que cuando logre modificar genéticamente todas las semillas, podrá empezar a cobrar derechos por cada semilla que plantemos, y para cada campo que cultivemos".

Entre 1995- 2005 Monsanto compró 50 empresas de semillas esparcidas por todo el mundo, Esta concentración amenaza también con la desaparición total de las semillas no- transgénicas y la variedad genética que la evolución natural nos ha regalado. La perversión de este modelo impuesto globalmente - de forma legal o ilegal en muchos casos- genera un círculo vicioso de absoluta dependencia económica del productor con las empresas que patentan las semillas proveedoras de fertilizantes, herbicidas y pesticidas que los transgénicos necesitan intrínsecamente. Al reducirse la diversidad de especies, las plagas cada vez son más fuertes por lo tanto cada vez se necesitan más fumigaciones.

Otra faceta de este paradigma esencialmente bélico diseñado para no convivir con nada, matar insectos, eliminar todo lo que aparece que no sea el cultivo, son los efectos colaterales que generan el uso y abuso de químicos tóxicos para la salud humana y de los ecosistemas. La fumigación sistemática y creciente ha ocasionado lo que muchos llaman un genocidio silencioso y una gran cantidad de exiliados ambientales no reconocidos ni puestos a la luz por el poder de una política agraria industrial, que significa un "Modelo asesino, donde eliminan a pequeños productores, expulsan a pequeños campesinos, envenenan a las criaturas y destruyen todos los recurso naturales que tenemos en las comunidades" Jorge Galeano del MAP Movimiento Agrario y Popular de la comunidad de Tekojoja, Paraguay.

Esto también está directamente relacionado con la forma en que esta empresa se manejó históricamente: Siempre encontraron la forma de llevar al gobierno a la desreglamentación que favoreciera sus intereses reduciendo las trabas burocráticas, evitando exámenes sanitarios o medioambientales sobre sus productos, recurriendo a todo tipo de estrategias como amenazas de abogados, despidos de quienes exigen pruebas, información acerca de resultados ocultada sistemáticamente bajo el rótulo de confidencial, falsificación y manipulación de las interpretaciones de resultados de estudios, desprestigio de científicos que revelan datos etc. Una empresa dispuesta a todo para imponer sus productos en el mercado.
Esta pesadilla es la realidad de los agro negocios del siglo 21. Argentina fue el primer país de sudamérica que autorizó el cultivo transgénico y el que más difundió este modelo, llevando a la contaminación de semillas puras en todos los países vecinos. Los resultados mas dramáticos de este sistema químico- industrial de agricultura no solo tienen que ver con el potencial de esclavitud y dependencia económica- alimentaria que están generando estas multinacionales que planean controlar el alimento del mundo.

Lo que se torna peligroso de esta mirada tecnicista de la ciencia, - como manifiesta Jorge Rulli del Grupo de Reflexión Rural-, es que para el biotecnólogo los genes son como cubos de colores que pueden sacarse uno de arriba y colocarlo más abajo, teniendo en cuenta mas el valor de los genes en sí, que el de la relación entre los genes. Esto está desembocando en la contaminación definitiva de todas las semillas naturales en transgénicas, la ambición y soberbia humana no mide a dónde pueden llevar esas mutaciones ni dimensiona el riesgo de tal conquista transgénica.

Así como en los ecosistemas la diversidad es lo que garantiza la supervivencia, en el reino humano existen millones de personas en el mundo que actualmente están luchando contra este modelo de globalización que lleva a la aniquilación de la diversidad natural, personas que han encontrado y entendido el valor de la tierra, de los bosques, del agua. Campesinos que prevén la urgencia de crear bancos de semillas para custodiar la vida, exigen a los gobiernos por la soberanía alimentaria, por un comercio justo, por el apoyo a las economías regionales, a lo artesanal y se convierten en verdaderos custodios e hijos agradecidos de la Madre Tierra.

"Si le ganamos la batalla contra la biotecnología y se cae Monsanto porque la gente deja de comprar las acciones de Monsanto, se cae el modelo mundial agrícola contaminante y depredador del suelo". Cecilia Sustersic

*Mundialmente se prohibió el uso de PCBs Policloruro de Bifenilo desde 1970. En Argentina en el 2001 adhirió al Convenio de Estocolmo, promulgando la Ley 25.670 (noviembre del 2002) que fija como plazo al 2010 para la eliminación o descontaminación de equipos que contengan más de 50 PPM

Cecilia Sustersic
Lic. En Comunicación Social
Docente en el nivel medio de Cultura y Comunicación
Integrante de A.P.A.T.A SAN LUIS
(Asamblea para la Protección de Aguas y Tierras Argentinas)
Miembro de Fundación Yanantin - www.yanantin.org.ar
cecisustersic@gmail.com