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Japón volvió hoy a vivir horas temor y tensión. Esta mañana, se registró un nuevo sismo de 6,5 grados en el noroeste del país aunque no se registraron daños según informó la agencia de noticias Kyodo. Además, el gobierno nipón consideró que el agua altamente radiactiva en el reactor número 2 de la central nuclear de Fukushima se debe "a la parcial fusión de las barras de combustible", fenómeno que el jefe de gabinete Yukio Edano definió como "temporario".

Allí se midieron más de 1.000 milisievert por hora. También se localizó agua contaminada en los edificios de turbinas de los reactores 1, 3 y 4. El límite legal de exposición radiactiva para los trabajadores de la central era de 100 milisievert por turno, aunque el nivel fue elevado recientemente a 250 milisievert a raíz de la crisis.

El relevamiento, realizado ayer y anunciado hoy, suscita nuevas preocupaciones sobre el hecho de que las sustancias radiactivas puedan estar ya en el ambiente circundante, incluyendo el mar vecino.

"Hemos encontrado esta agua acumulada fuera de los conductos de la cámara bajo la turbina, con un nivel de radiactividad superior a los 1.000 milisievert/hora", dijo un vocero de Tepco. Los conductos en cuestión están a solo 60 metros del Pacífico y el flujo de aguas contaminadas podría haber terminado en las orillas del mar.

Asimismo es 1.150 veces superior a las normas el nivel de yodo radiactivo medido en el mar a 30 metros de los reactores 5 y 6 de Fukushima.

Mientras tanto, el noroeste del país asiático volvió a vibrar por un fuerte sismo de 6,5 grados. El epicentro del movimiento telúrico a las 07:24 hora local se localizó a seis kilómetros de profundidad frente a las costas de la prefectura de Miyagi, a 163 kilómetros de la central nuclear de Fukushima.

En tanto, la advertencia de tsunami inicial emitida por las autoridades poco después del sismo fue retirada. Tampoco se vio afectado el tránsito de trenes de alta velocidad. Tras la catástrofe del 11 de marzo fueron rescatados ya 10.804 cadáveres, mientras que 16.244 personas continúan desaparecidas. Unas 243.000 personas están alojadas en refugios de emergencia.