Eduardo Cabau, psiquiatra, me ha escrito:
"Miguel, nada más me queda que felicitarte, porque a pesar de ser un hiperactivo "de libro" con déficit de atención; gracias a que naciste hace 40 años y supongo que al criterio de tus padres, te libraste de toda esa artillería "machacaniños". Una vez más, se pone al descubierto lo sesgado, arbitrario y peligroso, que es acudir a un manual [se refiere al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el conocido DSM] de los, sin tener en cuenta todas las variables que intervienen en la conducta de los "niños diana".Que soy "de libro" me dice, pues para tener déficit de atención ya llevo publicados cuatro y en breve empiezo a escribir el quinto y todo lo demás. Yo asocio ser hiperactivo con ser prolífico.
"Antes de nada, agradecer a Miguel Jara su confianza en mi opinión profesional como psiquiatra para valorar su test. Se me ocurren tres reflexiones que creo son relevantes". Esto ya les sonará pues José Valdecasas que es quien escribe dichas líneas comentó con lo que sigue el artículo sobre la prueba que me hice de hiperactividad:
"-Sin duda alguna, según los estándares habituales, la única posibilidad que Miguel tendría de no ser diagnosticado de TDAH (e inmediatamente medicado para ello) sería no acudir a ninguna consulta de psiquiatría (bueno, casi a ninguna). Porque de hacerlo, en base al test y al DSM-IV, el diagnóstico sería prácticamente inevitable.Pues sí, José, ha de haber pocos pero afortunadamente os conozco a bastantes y más que van a salir a la luz en los próximos años, sobre todo con la publicación en 2013 del nuevo DSM. Intento moverme mucho y atender poco... a lo que no me interesa que son muchas cosas; yo lo encuentro lógico, razonable, no una alteración. Alterados estarán los que se muevan poco y atienden siempre a lo que les dicen, eso sí que me parece enfermizo: sólo los peces muertos siguen la corriente del río.
-Evidentemente, y como he opinado en ocasiones previas, el TDAH es un constructo teórico (sin causalidad orgánica demostrada hoy por hoy) absolutamente hipertrofiado por una mezcla de intereses comerciales de grandes multinacionales farmacéuticas y de búsqueda de prestigio de psiquiatras infantiles en plena fase de justificación de la necesidad de su propia especialidad separada de la psiquiatría. No digo que no exista el TDAH. Normalmente este tipo de cuestiones no se responden con una verdad absoluta, tipo: "no existe el TDAH, todo es una conspiración" o "sí existe el TDAH y lo estamos descubriendo en todos los niños y adultos que lo tenían oculto". Supongo más bien que habrá algunos casos (creo que pocos, pocos) y que la inmensa mayoría son diagnósticos conductuales. Es decir, se diagnostica la alteración en niños que se mueven mucho y atienden poco. O sea, que todos los niños tienen que atender siempre y estar quietos. Y a esto lo llaman muchos colegas ciencia. Como decía el poeta, manda cojones.
-La tercera reflexión es personal: visto el test me temo que soy otro TDAH. Pero lo llevo bien y nunca he tomado medicación para ello (supongo que si me la hubieran prescrito, me dirían que me va bien por haberla tomado)".
Por último, quien me contesta es el psicoanalista Juan Pundik:
"Efectivamente, tal como lo confirma el resultado del test, eres un hiperactivo. Cuando me vienen a consultar los padres de niños o adolescentes diagnosticados de hiperactivos les aclaro, por lealtad profesional, que he sido un niño hiperactivo, un joven hiperactivo, un adulto hiperactivo y que actualmente soy un señor mayor hiperactivo. Me casé con una mujer hiperactiva y debe ser genético y hereditario porque mis hijos también son hiperactivos, porque uno dirige una escuela de teatro y la otra es una empresaria que no para de viajar. Y además mis nietos no paran quietos. Seguramente hemos padecido déficit de atención porque nunca se lo hemos prestado a las tonterías que no nos interesaban, aunque nos lo exigieran. Los que siempre me han preocupado en cambio son los niños sumisos, obedientes y pasivos. Imagínate alguien así en tu profesión de periodista o en la de la profesión de los amigos José Antonio Campoy o Antonio Muro. Para morirse de hambre. Los hiperactivos, a veces un poco distraídos, somos los que hemos cambiado el mundo y seguimos en ello. Tengo 74 años y no le temo a la muerte. Le temo a dejar de ser hiperactivo".Bueno, pues parece que la cosa va ens erio, soy hiperactivo ¿y qué? Yo a lo que tengo miedo es a cambir, con lo que me cuesta ser muy activo.
Más info: El libro La salud que viene contiene un capítulo sobre las enfermedades inventadas y se trata la hiperactividad.
Ciertamente la hiperactividad bien llevada puede ser hasta beneficiosa.
Yo he tenido déficit atencional por años (sin hiperactividad), a veces bien sobrellevado, pero he pasado por períodos de crisis en que he pasado semanas enteras con 0% de productividad en el trabajo, y eso, créanme, no tiene nada de bueno (se siente precisamente como un pez muerto que sigue la corriente del río). Lo peor es que, con las crisis de déficit atencional, ni siquiera me puedo concentrar en los estímulos que me distraen (especialmente si se refiere a leer o realizar esfuerzo mental).
Actualmente estoy tomando algunos fármacos que me han ayudado eficazmente. Aunque ya tengo cita para un nutricionista especializado en déficit, con el que intentaré seguir un tratamiento dietético que pueda reemplazar los fármacos.
En resumen, el déficit atencional es muy difícil de pesquisar a través de un diagnóstico, pero cuando se tiene sospechas de que eso es lo que está haciendo estragos en tu vida, pienso que hay que hacer algo más que decir "le temo a dejar de tener déficit atencional".