Los científicos consideran que factores como la contaminación del aire y el océano con partículas volcánicas no pudieron por sí solas provocar la extinción, pero fomentaron la destrucción de la capa de ozono, que resultó fatal para la fauna de entonces.
© Serguéi Fomín / www.globallookpress.comMeseta de Putorana, en Siberia, península de Taimyr
Hace alrededor de 252 millones de años, la Tierra experimentó una catástrofe que provocó cambios drásticos en la fauna del planeta. Para intentar explicar la escala del fenómeno, conocido como la Gran Mortandad, varias hipótesis circulan en el mundo científico desde hace décadas.
Entre algunas de las causas que se barajan para explicar esa gran extinción, los paleogeólogos mencionan la
actividad volcánica extrema, la emisión de gases de efecto invernadero o el impacto de un meteorito. La evidencia más conocida del apocalíptico evento que se produjo al final del período Pérmico son unas inundaciones basálticas, llamadas 'traps', que dieron origen a una serie de mesetas en varias regiones de
Siberia, América del Sur, Sudáfrica y otras partes del mundo.
Un estudio publicado el 27 de agosto en la
revista Nature estima que solo en Siberia
esas capas de basalto son producto de la expulsión de 1,5 millones de kilómetros cúbicos de lava a través de la corteza terrestre. Sin embargo, los autores calcularon que esta cantidad de roca fundida no fue suficiente para provocar una catástrofe como la que afectó a la biodiversidad de la Tierra hace más de 200 millones de años.
Comentario: Interesante, aunque aún bastante incierto. Lo que sí es certero es que fueron muchos los factores que condujeron a la Gran Mortandad y que quizás el camino esté en, justamente, relacionar todos esos eventos en conjunto y como cada fenómeno fue afectando a todo el sistema.
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