No sabemos si existen o siquiera si son posibles, pero las esferas de Dyson son una de las estructuras más impresionantes concebidas por la mente humana. Para los que no estén familiarizados con el concepto, se trata de una esfera que rodea por completo una estrella como el Sol, lo que permitiría a una hipotética especie alienígena
-o a nosotros en el futuro- aprovechar toda la energía de su astro y convertirse así en una civilización de Tipo II en la
Escala de Kardashiov. Vamos, que seríamos capaces de aprovechar una energía de 3,8 × 10^26 vatios en vez de estar limitados a los 1,7 x 10^17 vatios que recibe la Tierra del Sol.
© CCEsfera de Dyson tradicional
La esfera de Dyson original concebida en 1960 por Freeman Dyson -un tipo genial que también concibió
la nave Orión a base de explosiones termonucleares- tendría unas dimensiones colosales. Para garantizar unas temperaturas adecuadas, Dyson imaginó una esfera con un diámetro similar al de la órbita terrestre, o sea, 300 millones de kilómetros. Naturalmente, construir una estructura sólida de semejantes proporciones es simplemente imposible de imaginar, así que Dyson sugirió sustituir esta esfera sólida por multitud de cuerpos menores de unos pocos kilómetros de diámetro. Cada cuerpo seguiría su propia órbita independiente alrededor del Sol, así que para evitar colisiones los polos de la esfera deberían quedar descubiertos. Este tipo de esfera recibe a veces el nombre de enjambre de Dyson para resaltar su naturaleza fragmentaria. Aunque tampoco es que su construcción fuese moco de pavo: para crear semejante monstruo habría que desmantelar Júpiter -u otro planeta similar en otro sistema estelar-, lo que se dice pronto.
Los habitantes de un enjambre de Dyson deberían vivir en un medio artificial como el de una estación espacial y estarían sometidos a un ambiente de microgravedad, ya que la única gravedad que experimentarían sería la del Sol (se supone que los cuerpos menores del enjambre tendrían una gravedad despreciable para evitar desajustes gravitatorios graves en la estructura). Si queremos una esfera de Dyson con una gravedad considerable en su cara interna deberíamos hacer rotar la estructura, pero ya hemos visto que crear una esfera sólida es una tarea imposible. Un atajo podría ser construir un anillo o anillos, que, dotados de gravedad artificial por el giro de la estructura, serían capaces de mantener su propia atmósfera (siempre que los anillos tuviesen unos bordes de varios kilómetros de altura). Esto es lo que se conoce como un anillo de Niven, en honor de Larry Niven, el autor de ciencia ficción que imaginó una estructura de este tipo en la saga de novelas de
Mundo Anillo. Desgraciadamente, los anillos de Niven son inestables y se requiere una energía colosal para mantenerlos en la posición correcta.
Comentario:
Artículos relacionados: