En un trabajo publicado en la revista Nature Photonics, Fernando Martín, investigador teórico del departamento de Química de la Universidad Autónoma de Madrid, describe el primer ensayo del experimento mental de Einstein-Bohr utilizando una doble rendija molecular.
© WikipediaNiels Bohr con Albert Einstein en casa de Paul Ehrenfesten Leiden (Diciembre de 1925)
El experimento de la
doble rendija de Young, realizado con partículas con masa, se considera hoy en día como la manifestación más simple de la dualidad onda-partícula.
La cuestión de si es posible determinar a través de qué rendija pasa la partícula preservando los patrones de interferencia, ha sido objeto de apasionados debates científicos, y también filosóficos.
Según el principio de complementariedad de Bohr de la mecánica cuántica, al determinar por cuál de las rendijas pasa la partícula inevitablemente se destruiría el carácter ondulatorio y, en consecuencia, desaparecería la interferencia.
Einstein, que no estaba de acuerdo con este punto de vista, argumentó que sería posible obtener información detallada sobre la posición y el momento de la partícula haciendo uso de las leyes universalmente aceptadas de conservación de la energía y el momento.
Para demostrarlo, sugirió un experimento mental, o Gedankenexperimentent, como él los llamaba: el llamado experimento Einstein-Bohr de retroceso de la doble rendija, en el que a una de las dos ranuras en el experimento de Young se le permite moverse.
La medida de la transferencia de momento entre la partícula y la ranura que está en movimiento permitiría a uno identificar a través de qué rendija pasa la partícula en su camino hacia una pantalla. Y esto sin destruir el patrón de interferencia.
En un trabajo publicado recientemente en
Nature Photonics, Fernando Martín, investigador teórico del departamento de Química de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), describe el primer ensayo del experimento mental de Einstein-Bohr utilizando una doble rendija molecular.
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