Si se preguntan a sí mismos por nombres de animales domésticos, casi seguro que entre los primeros no faltarán gatos, perros, algunos acuáticos y otros voladores. El clásico pez de color naranja, llamado carpín dorado (Carassius auratus), o los periquitos por ejemplo. Quienes tengan la suerte, siquiera el fin de semana, de pasear por lugares más rurales podrán incrementar la lista rápidamente acordándose de ovejas, cerdos o vacas como nos indican todavía las señales de tráfico para advertirnos del paso de animales domésticos.
Un reciente estudio de una investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha desvelado como el tamaño de los animales domésticos ha variado con el tiempo. Idoia Grau es zooarqueóloga, es decir que se encarga de describir la relación entre el ser humano y los animales a lo largo de la historia estudiando los restos hallados en yacimientos arqueológicos, fijándose de manera especial en la ganadería, la alimentación o su uso ritual.
En su artículo, recientemente publicado en "
Journal of Archaeological Science", recoge más de 2.500 muestras de vaca, oveja y cerdo, de 41 yacimientos repartidos por la península ibérica desde la época romana hasta nuestros días.
El estudio muestra sucesivos cambios en la talla de los animales domésticos a lo largo del tiempo, relacionados igualmente con transformaciones en el paisaje y en los sistemas productivos. Así, durante la época imperial romana, en la que aumentan los procesos deforestación y se intensifica la agricultura, hubo un interés especial en mejorar el ganado vacuno. Una mejora que perduró incluso después de la caída de Roma ya que,
"es posible que el conocimiento zootécnico de la época anterior no se perdiera de forma abrupta y el ganado romano mejorado se mantuviese varias generaciones", explica Idoia Grau.
Comentario: Sería algo beneficioso para el ambiente por una parte, por otra parte aportaría más auge al apoyo de la tala indiscriminada.