"La contaminación electromagnética podría ser la forma más significativa de contaminación que la actividad humana haya producido en este siglo, tanto más peligrosa por su invisibilidad como por su insensibilidad". Doctor Andrew Weil, autor de bestsellersVivimos en la era de la información donde nos bombardean a diario con informaciones que tenemos que procesar e interpretar para dilucidar si son ciertas o no. Debido a que el gobierno y los medios de comunicación manejan una agenda de falsas narraciones y propaganda de desinformación para mantener a la gente intencionalmente en la inopia, el público estadounidense está hambriento por conocer la verdad, y son incontables los que la han buscado en los medios de comunicación alternativos de la red informática mundial. Con el fin de evitar que las personas se den cuenta de las implicaciones de la tiránica agenda de control de la élite al poder, cientos de chismes gubernamentales y troles de Internet se han ido desplegando para saturar la red con el propósito expreso de enturbiar las aguas, creando una niebla de desinformación para empañar, enterrar y ocultarles informaciones y conocimientos vitales a las masas globales, evitando así que estas capten su alcance real. Además, el acceso directo a la gobernanza global, (acuerdos TPP y TTIP), se centran en el recorte del flujo de información por internet susceptible de salvar vidas y aumentar la conciencia global, y que pudiera acabar en una resistencia unificada mundial y la oposición a la tiranía del Nuevo Orden Mundial.
Hace casi medio siglo que la CIA inventó etiquetas como "la teoría de la conspiración", y sus mutaciones recientes como el "sombrero de hojalata" junto con ciertos fanáticos elementos marginales han condicionado al público para que descarte y niegue categóricamente la verdad negativa que pudiera exponer la traición de los perpetradores del gobierno a los ciudadanos estadounidenses, así como las transgresiones globales del Imperio particularmente desde el 11-S. Actualmente, un teórico de la conspiración hace referencia al que cuestiona las declaraciones de los mentirosos. Hablando de mentirosos conocidos, la amonestación de George W. de hacer caso omiso de las teorías conspiratorias ocurrió justo después del principio del 11-S para aplastar la verdad, lo que lo convierte en un criminal y asesino de guerra en contra de su propia gente. Se aplicó el mismo encubrimiento al asesinato de JFK en el que su padre contribuyó en cierta medida, y el padre de su padre cuando financió a Hitler. Desgraciadamente, no es ninguna novedad que el gobierno de los EE.UU. asesine a aquellos presidentes que ponen en peligro el statu quo de la corrupción, y que extermine a personas del país para favorecer el control opresivo autoritario. El democidio hace referencia al asesinato de ciudadanos por parte de su propio gobierno. Durante el último siglo murieron seis veces más víctimas por democidio que durante todas las guerras del siglo, incluyendo las dos guerras más sangrientas de la humanidad que se hayan registrado. La historia se repite mientras el gobierno federal está librando una guerra no tan secreta contra el pueblo estadounidense.
Lo más destacado de entre su formidable arsenal letal figura la guerra de los federales por controlar nuestra mente mediante propaganda, después de haber sido diseñada y perfeccionada por más de un siglo. Cuando se habla del moldeamiento de la opinión pública y de la percepción de la realidad mediante cualquier medio que garantice el éxito, entran en juego armas beligerantes de destrucción masiva que se manifiestan las 24 horas del día, los 7 días de la semana, a través de insidiosas aplicaciones de ingeniería social, técnicas de control mental de la CIA aplicadas por la propaganda de los medios de comunicación, el consumismo masivo controlado por las empresas y seis megaempresas propiedad de los oligarcas y operadas por ellos, que controlan el flujo de noticias e información. Esta espiga central globalizada vomita valores burdos y materialistas, mensajes distorsionados, dogmas y verdades erróneas a voluntad destinados al consumo humano a nivel global como herramientas a penas secretas para manipular y controlar a la población humana. La tecnología del siglo XXI ha reducido nuestro planeta a una aldea global de consumidores masivos para ser manipulados y controlados con flexibilidad. Esta presentación esbozará cómo una siniestra agenda globalista está utilizando la increíblemente poderosa industria de las telecomunicaciones como otra arma de destrucción masiva para el control de la mente, la eugenesia de muerte blanda y, cuando se considera más ventajoso, un método genocida de muerte rápida y conveniente para la matanza de la manada humana.
Comentario: Para más información: (en inglés)