Traducido al español por el equipo de Sott.net en español.Antes del fatídico día del 22 de enero,
menos de uno de cada cinco venezolanos había oído hablar de Juan Guaidó.
Hace tan sólo unos meses, el joven de 35 años era un personaje desconocido en un grupo políticamente marginal de extrema derecha estrechamente relacionado con horribles actos de violencia callejera. Incluso en su propio partido, Guaidó había sido una figura de nivel medio en la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, que ahora está en desacato de acuerdo con la Constitución de Venezuela.
Pero después de una sola llamada telefónica del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, Guaidó se proclamó presidente de Venezuela. Ungido como el líder de su país por Washington, un habitante de los estratos más bajos de la política, hasta entonces desconocido,
fue abalanzado a la escena internacional como el líder seleccionado por Estados Unidos de la nación con las mayores reservas de petróleo del mundo.
Haciéndose eco del consenso de Washington, el consejo editorial del
New York Times aclamó a Guaidó como un "rival creíble" para Maduro con un "estilo refrescante y la visión de llevar adelante el país". El consejo editorial de Bloomberg News lo
aplaudió por buscar la "restauración de la democracia" y el
Wall Street Journal lo
declaró "un nuevo líder democrático". Mientras tanto, Canadá, numerosas naciones europeas, Israel y el bloque de gobiernos latinoamericanos de derecha conocido como el Grupo de Lima reconocieron a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela.
La transformación de Juan Guaidó de terrorista a "líder democrático de Venezuela".
Comentario: Este es un movimiento peligroso por parte de YouTube, aunque es poco probable que muchos lo vean como tal. Al final del día, ¿quién decide qué se denomina "conspiración"? Cualquier opinión expresada que contradice la narrativa general se suele etiquetar como tal, incluso cuando se acompaña de hechos establecidos. Cada vez más, aquellos que no apoyan totalmente las opiniones de "el partido" están siendo marginados y silenciados. No quedará mucho de Internet una vez que los formadores de opinión hayan terminado con él, solo una cámara de eco infinitamente profunda sin disentimiento en ninguna parte.
Ver también: