La politóloga Nazanín Armanian participa en las Jornadas "Geopolítica Sur" del Frente Cívico-Valencia.
Acusaciones de abusos y escándalos sexuales que tenían como protagonista al presidente Trump, y presuntos pagos -investigados por el FBI- para que los hechos no se hicieran públicos; el resultado de las encuestas (la CNN apuntaba a finales de marzo que el 54% de los estadounidenses desaprobaba la gestión del mandatario ultraconservador); y la proximidad de las elecciones al Congreso de Estados Unidos, que se celebrarán el 6 de noviembre. Son razones de política interna que explican por qué el presidente norteamericano anunció el 8 de mayo en la Casa Blanca la ruptura del acuerdo nuclear con Irán, de 2015, y el restablecimiento de las sanciones económicas.
Otra de las causas radica en la presión del lobby pro-israelí (el magnate de los casinos -de ideología sionista- Sheldon Adelson fue uno de los empresarios que realizó donaciones multimillonarias a la campaña electoral de Trump) y la influencia de los cristianos evangélicos, que constituyen el grupo religioso más importante de Estados Unidos y entre cuyos abanderados se halla el vicepresidente estadounidense, Mike Pence. Una semana después que se anunciara la cancelación del acuerdo nuclear, Estados Unidos inauguró en Jerusalén la sede de su embajada en Israel, a lo que siguieron las protestas de la población palestina -que coincidían con el 70 aniversario de la "Naqbah" o expulsión de 750.000 palestinos de sus territorios- y la represión ordenada en la frontera de Gaza por el primer ministro Netanyahu,
que se saldó con al menos 60 palestinos muertos y 2.700 heridos.
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