Marco Rubio, senador norteamericano, fue uno de los primeros anunciar el apagón, del cual culpó al "régimen de Maduro", y señaló algo que solo podía saber quién estuviera metido en la operación de saboteo© Katty Verenz/FacebookImagen de satélite de Venezuela (con mayor contraste).
A las 17h del jueves 7 de febrero la casi totalidad del país quedó a oscuras. La luz se cortó en 22 de los 24 estados, lo que trajo aparejado cortes de muchas de las comunicaciones telefónicas y de transporte. El primero en informar por parte del gobierno fue el ministro de energía eléctrica, Motta Domínguez, quien denunció un ataque en la unidad de "generación y transmisión en Bolívar, específicamente en el Guri, la columna vertebral de la electricidad".
Luego el ministro de comunicación, Jorge Rodríguez, anunció que
"la intención criminal pretendía someter al pueblo de Venezuela a varios días sin suministro eléctrico para agredirlo y maltratarlo". El presidente Nicolás Maduro, por su parte, centró la responsabilidad en
"la guerra eléctrica anunciada y dirigida por el imperialismo estadounidense". La oscuridad fue total en la noche caraqueña del jueves, algunas velas, teléfonos con batería, generadores, estrellas, las calles en total soledad.
Al amanecer el viernes la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, declaró día no laborable y no escolar. El país despertó en la incertidumbre, en los barrios de Caracas la gente salió temprano a buscar formas de llegar a sus compromisos, a pararse en la puerta de sus casas a conversar entre vecinos para reunir la información disponible, poca gente disponía de servicio telefónico para recibir mensajes. Casi todos los comercios se mantuvieron cerrados, y la Plaza Bolívar, por ejemplo, se transformó en un punto de reunión de quienes buscaban información.
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