Traducido por el equipo de SOTT:net en españolEstamos retrocediendo. El progreso constante de las sociedades occidentales hacia el empirismo, el racionalismo y la tolerancia está en retroceso.
William Blake, La tentación y la caída de Eva, 1808 (ilustración del Paraíso Perdido de Milton).
Nos estamos volviendo más tribales, más intuitivos, más indiferentes a la evidencia. Y, curiosamente, está sucediendo, no como resultado de la guerra o de la pobreza, sino en medio de un continuo aumento de los niveles de vida.
Consideremos, para poner un ejemplo reciente, la decisión del
New Yorker de retirar a Steve Bannon de su "festival de ideas". No es que Bannon sea de mi tipo en cuanto a lo ideológico: soy un típico conservador en favor de un gobierno pequeño, mientras que él es amigo de los populistas europeos de izquierdas que son antiinmigrantes (y que, por lo tanto, están etiquetados incorrectamente como de "extrema derecha").
Pero, después de haberlo invitado, fue extraordinario retirarle la invitación. Aparte de ser algo grosero, cobarde y un acto publicitario autodestructivo,
demostró hasta qué punto el New Yorker (y, de hecho, los medios de comunicación liberales en general) se han alejado del liberalismo genuino, en el sentido de la apertura a por lo menos escuchar ideas diferentes.Este aspecto del asunto entero es el más preocupante y, a pesar de ello y por desgracia, el menos notable. El
New Yorker efectivamente dijo:
"Tu opinión sobre el mundo es tan chocante que podría no ser escuchada". Esa actitud es lo contrario del liberalismo. El pedigrí del liberalismo, al menos la cepa de habla inglesa que es su mejor y más verdadera variante, se remonta a John Stuart Mill y John Locke, incluyendo también a John Milton, el poeta puritano cuya aversión a la autoridad era tan pronunciada que, en el
Paraíso Perdido, no pudo evitar retratar a Dios como arrogante, árido y cruel. En 1644, en el apogeo de los conflictos civiles y religiosos de Inglaterra, publicó
Areopagitica, la primera defensa moderna de la libertad y la libre expresión.
Comentario: La respuesta probablemente se encuentra en esta línea del autor:
"La mera persistencia de esa idea en todos los continentes y siglos sugiere que nuestra noción de autonomía personal es la más difícil de sostener".
La gran mayoría de la gente "no está preparada para" la autonomía, si acaso alguna vez lo estará, o si se supone que debería estarlo. No la quiere, aunque muchos disfrutan de la ilusión de que sí la quieren, uniéndose a las "causas" y luchando por su "tribu", hablando de libertad de expresión y justicia social, convencidos de su rectitud, cuando, en realidad, son mucho más ignorantes que la persona que se sabe a sí misma ignorante.
Comentario: En relación a las "virtudes" del gobierno de Mauricio Macri recomendamos nuestro último SRN en español en donde hablamos de las dificultades que está atravesando Latinoamérica.