(España) -
El autor glosa el pensamiento de Antonio García-Trevijano. El jurista coordinó la oposición al franquismo y apostó por dotar a España de unas verdaderas Cortes Constituyentes.
© Dani PozoAntonio García-Trevijano en su última entrevista con EL ESPAÑOL
Para comprender la acción política y la trayectoria de una personalidad compleja como la de
Antonio García-Trevijano hay que tener en cuenta, en primer lugar, que desde muy joven fue consciente de que
su libertad estaba íntimamente relacionada con la libertad de todos los demás. Encontrar el fundamento de la propia libertad en la libertad colectiva, la libertad de todos, es lo que marca la acción de una
trayectoria política singular y que lo llevará a protagonizar algunos hechos insólitos y relevantes de la transición española.
Su originalidad en las acciones previas a la muerte del dictador
Francisco Franco reside en que
coordinó y unió a las fuerzas políticas clandestinas sin que sus integrantes, que en aquellos momentos ni siquiera disponían de una estructura orgánica consolidada en forma de partido, fuesen conscientes de la estrategia hasta que se fueron comprometiendo. Ninguno de ellos conocía la existencia de todos los demás participantes.
Estas maniobras son observadas por los servicios de inteligencia de la CIA, tal y como posteriormente se ha podido conocer a través de
los cables filtrados por Wikileaks, y llevan al Departamento de Estado de Henry Kissinger a interpretar, en un contexto de vigencia de la guerra fría, que una personalidad a la que califican como
Maverick, un independiente, está siendo utilizado por los intereses del comunismo internacional, liderados en España por la persona de Santiago Carrillo.
Maverick fue el nombre en clave con el que la CIA se refería a Trevijano.
Dos visiones políticas radicalmente opuestas en cuanto al objetivo a lograr, ponen de manifiesto la inconsistencia de este análisis externo de los observadores norteamericanos: mientras que
la aspiración de Carrillo era la de la reforma que permitiría la integración de unas siglas en la forma de partido estatal,
la de Antonio García-Trevijano y un grupo de independientes que lo seguían,
era la de lograr lo que él mismo designaría como "ruptura democrática".
Comentario: ¿Pero la reina no ha sido siempre la pieza más poderosa del ajedrez/ajedreza? Lo que es evidente es que estas mujeres son más de jugar a las "damas".
Fuera de bromas, el nivel de locura al que se está llegando debería hacernos reflexionar: