Siempre cuando estamos cerca de acabar un año, todos tenemos en nuestra cabeza una serie de propósitos que deseamos cumplir para el año nuevo. El problema es que para la mayoría son sólo eso, simples propósitos que no se cumplen.
¿Cuántas veces habremos escuchado "voy a ir al gimnasio" o "voy a ahorrar más dinero"? Es cierto que estamos más dispuestos a
eliminar nuestros malos hábitos y a alcanzar nuestras metas, pero cuando pasa la emoción, al poco tiempo, esa motivación decae y vemos esos objetivos más lejos y difíciles de alcanzar.
Lo primero que tenemos que tener claro es que los objetivos que nos planteemos deben tener estas características: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales; lo que conocemos como el método SMART (Specific, Measurable, Attainable, Realist, Timely).
El concepto de SMART fue expresado hace más de 50 años por Peter Drucker, el llamado padre del Management del siglo XX, quien escribió más de 30 libros sobre la gestión de organizaciones. Y más concretamente él lo denominó
Management por Objetivos (MPO). Esta estrategia se basa en la gestión de equipos en función de su capacidad para completar los objetivos individuales y de equipo, y se ha utilizado en muchas organizaciones desde el principio.
Este concepto que aún hoy en día está teniendo buenos resultados, ya no sólo se aplica en las organizaciones, sino también en la vida personal de cada uno.
Pero la primera mención del método SMART se produjo en 1981 y su precursor fue George T. Doran, quien publicó ese mismo año "
There's a S.M.A.R.T. Way to Write Management Goals and Objectives".
Comentario: Aunque estas recomendaciones pudieran ser útiles en algunos casos, difícilmente ayudarán con la causa de estos trastornos. Usar "trucos" para evitar caer en compras excesivas es equiparable a pedirle a un drogadicto evitar llevar dinero para que, a su vez, evite comprar drogas.
El problema va más profundo que esto: