El Cáncer parece estar ligado a un exceso de una obstrucción emocional; le medicina china y la filosofía oriental proveen una explicación integral y un marco práctico para lidiar con los excesos emocionales.
¿El cáncer es una enfermedad fundamentalmente emocional? Esto es algo difícil de decir, especialmente a los pacientes que han padecido esta enfermedad y cuyo sufrimiento difícilmente podemos concebir, no habiendo vivido lo que han vivido. Decirle a estos pacientes, en su sufrimiento y desconsuelo, que su enfermedad tiene que ver con un desajuste emocional del cual, a fin de cuentas, ellos son responsables, pude ser mal recibido. Y, sin embargo, la medicina moderna cada vez más se da cuenta de que la mayoría de las enfermedades no tienen una causa genética --son sobre todo resultados de la interacción entre el individuo y el medio ambiente (causa epigenética), esto es, sus hábitos, dieta, estrés, interacción con toxinas y contaminantes y otros factores.
En otras tradiciones donde se cree en el karma, en la reencarnación o en sus equivalentes y se considera que el universo no es una máquina ciega y azarosa, sino un organismo que está interconectado en todas sus partes y opera bajo leyes causales, el paciente necesariamente asume una responsabilidad de su salud. Esta es la visión de la medicina tradicional en la que
la enfermedad no llega como un fenómeno aleatorio, cruelmente injusto, sino como una consecuencia de una serie de actos previos que deben ser entendidos por el individuo si busca sanar --así el paciente no puede descargar su responsabilidad y ponerse en las manos del doctor, sino que
por lo menos debe entender la naturaleza de su enfermedad, buscar la causa interna y participar de manera activa en su tratamiento.
De hecho la enfermedad, en su misterio, a veces es vista como un proceso de crecimiento y comprensión de la naturaleza más profunda del individuo: una forma en la que el universo, su alma, dios, según la visión que se tenga, se comunica para manifestar una irreversible voluntad, un camino que lo obliga a cierta "rectitud".
La ciencia médica moderna también entiende que una enfermedad es un fenómeno causal, que siempre puede encontrar su etiología en una serie de eventos previos. Sin embargo, estos eventos no son explicados de manera cualitativa como teniendo una dimensión de significado, son solamente procesos mecánicos. Y, generalmente, no se acepta que causas emocionales o psicológicas puedan tener efectos materiales. La medicina moderna occidental reconoce la importancia de las emociones, pero solamente una vez que la enfermedad ha sido diagnosticada, como un coadyuvante del tratamiento.
Comentario: Si bien es cierto que nuestro ambiente físico (toxinas, alimentos tóxicos, dieta) contribuye en gran medida a que estemos enfermos, es importante siempre tener en cuenta el factor de nuestro mundo interno y preguntarnos si quizás hay algunos aspectos de nuestras emociones, pensamientos y conductas que nos llevan a ser más propensos a adquirir cierto tipo de enfermedades.
Existen ya varias perspectivas occidentales que empiezan a reconocer la importancia de las emociones reprimidas y de la actitud que tenemos hacia la enfermedad con la salud en general. Un médico que estudia el aspecto emocional y social de las enfermedades es Gabor Maté, quien en su libro
El precio del estrés, comenta que muchas veces una enfermedad, como le cáncer, es nuestro cuerpo diciendo "no" por nosotros. Él explica que las personas que adquieren estas enfermedades muchas veces son personas a quienes les cuesta decir que no, que no validan sus propias emociones, es decir, las suprimen, como dice el artículo; por lo tanto, el cuerpo termina manifestando toda esta supresión.
Como dice el artículo, tampoco se trata de
actuar todas las emociones, sino de saber que están ahí, reconocerlas y poder tener cierto control sobre las mismas sin la necesidad de reprimirlas.
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