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Una rana se preguntaba cómo podía alejarse del clima frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos, pero el problema era que la rana no sabía volar.Al igual que la rana de la historia, el orgullo nos puede llevar a tomar malas decisiones, sin reflexionar sobre las consecuencias. De hecho, su principal arma es que nos convence de que nuestra forma de pensar es correcta y de que todos los demás están equivocados. Pensamos que solo nuestras ideas son brillantes y sensatas, por lo que no le damos cabida a nuevas formas de ver las cosas y terminamos anquilosándonos.
- Déjenmelo a mí -dijo la rana-. Tengo un cerebro asombroso.
Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca.
Cuando el invierno estaba a punto de llegar, los gansos y la rana comenzaron su travesía. Sin embargo, no habían volado mucho cuando pasaron por una pequeña ciudad, y los habitantes salieron para ver el inusitado espectáculo.
Alguien preguntó: "¿A quién se le ocurrió una idea tan brillante?"
La rana se sintió tan orgullosa que exclamó:
- ¡A mí!
En el preciso momento en que abrió la boca, se soltó de la caña y cayó al vacío.
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Comentario: Sin duda el video de Harris es muy acertado, si tan solo tuvieramos metas que involucren a las demás personas, a poder ayudar, inspirar y crear pequeños cambios dentro de nuestra comunidad, todos podríamos ser más felices, sin estar tan ensimismados preocupándonos por tener más y más.
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