La música ha existido durante miles de años, se podría decir que nació con nosotros. Ha servido para unir a las personas, para protestar en contra de aquellos sistemas que reprimen a la sociedad, para hacernos sentir felices, recordar a personas o momentos, pero una de las herramientas más importantes podría ser el efecto que tiene sobre nuestro cerebro. Es decir, se ha descubierto que la música puede ser efectiva para tratar a pacientes con ansiedad, demencia, Alzheimer, estrés postraumático, amnesia, entre otras enfermedades neurológicas.
El neurólogo Oliver Sacks acertadamente dice en su libro
"Musicofilia:
"La música forma parte del ser humano, y no existe ninguna cultura en la que no esté enormemente desarrollada y valorada.
¿Se imagina pasar un día sin escuchar música? Aparte de los beneficios para personas con alguno de estos trastornos previamente mencionados, muchas personas la utilizan como un medio para sentirse mejor, o incluso en los momentos de rabia y tristeza, para descargar un poco de esas emociones con la lírica o acordes de alguna canción.
Si se pone a pensar, todo lo que nos rodea en la vida cotidiana, aparte de lo visual, son ruidos; coches, pájaros, el viento, la lluvia, los relámpagos, son estímulos para nuestro cerebro, incluso dentro de nuestro cuerpo; el latido del corazón, la respiración, todo es música. ¿Qué pasa cuando escucha un relámpago fuerte? ¿O las gotas de lluvia que caen poco a poco? Para alguien, la lluvia podría tener un sentimiento melancólico y los relámpagos podrían representar algo amenazante.
Entonces, si tenemos la capacidad de poder sentirnos mejor utilizando algo que está a nuestra alcance y evitar los medicamentos que usualmente suelen prescribir los psiquiatras o doctores - y
que tienen efectos dañinos a largo plazo -, ¿por qué no mirar a la musicoterapia como una herramienta beneficiosa?
Comentario: Si este hábito le sumamos la adaptación al frío, podría tener beneficios realmente impactantes. Le sugerimos leer: