(El Congo) -
Es el más activo del mundo y mantiene en alerta a los mejores vulcanólogos del mundo. Su lago de lava, de 200 metros de diámetro, asusta a la ciudad de Goma a la vez que se convierte en el mejor reclamo turístico para una región harta de la guerra.
© Alberto RojasUn avión atrapado en roca volcánica, en el aeropuerto de Goma, frente al volcán Nyiragongo
En una imagen poco tranquilizadora,
cuatro aviones atrapados por la roca volcánica reciben al final de pista al recién llegado. Estamos en el aeropuerto de Goma, capital de la región minera de Kivu Norte, en el Congo. El aterrizaje se produce a pocos metros del lago Kivu y a unos 10 kilómetros del siempre encendido Nyiragongo, de 3.470 metros de altura, el gran volcán que gobierna con
su chimenea humeante sobre el resto de volcanes y montañas del parque nacional de Virunga, el más antiguo de África y uno de los lugares más bellos y amenazados del planeta.
Por las noches, desde los bares de la ciudad, una de las más animadas de África (también de las más peligrosas)
puede verse el halo rojo que sale de su amenazadora vasija como un recordatorio sombrío: es el volcán más activo del mundo. Los políticos locales se han acostumbrado a su presencia e incluso permiten la construcción de 64 gasolineras, una detrás de otra, a unos metros de distancia en la avenida más importante de una población que ha sido repetidamente arrasada por el volcán.
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