Investigadores de Finlandia y EE.UU. han descubierto que el microbioma intestinal de los bebés de Estonia y Finlandia está dominado por bacterias 'Bacteroides', a diferencia del de los bebés de la república rusa de Carelia, dominados por 'E. Coli'. Eso provoca que los primeros sean más proclive a estímulos inflamatorios.
© Universidad de Aalto
En los últimos decenios, la comunidad médica ha observado un fenómeno intrigante: las enfermedades relacionadas con el sistema inmune -la diabetes tipo 1 y otras enfermedades como alergias, y similares- se han hecho un hueco en los países que tienen economías pujantes y modernas, mientras que apenas afectan al mundo en desarrollo.
Una de las teorías más plausibles para explicar este peculiar patrón de salud pública se ha denominado
la hipótesis de la higiene. La teoría se basa en la premisa de que
la exposición a agentes patógenos en los primeros años de vida es realmente beneficiosa para la formación y desarrollo del sistema inmune humano.
"La exposición a las bacterias puede jugar un papel fundamental en el sistema inmunológico, y podríamos entender su papel mediante el estudio del microbioma humano", dice Aleksandar Kostic, estudiante postdoctoral en el laboratorio de Ramnik Xavier en el Instituto Broad de MIT (Massachusetts Institute of Technology) y Harvard (ambos de EE.UU.).
Ambas universidades han realizado un trabajo en colaboración con la Universidad de Aalto y la Universidad de Helsinki (Finlandia), el Instituto Novartis de Investigación Biomédica, y otras organizaciones de todo el mundo que trabajan en el Grupo de Estudio
DiabImmune.
Al observar el microbioma intestinal de bebés de tres países diferentes, el equipo descubrió evidencia que no sólo es compatible con la hipótesis de la higiene, sino que también apunta a
interacciones entre las especies bacterianas que pueden explicar, al menos en parte, la subida de los trastornos del sistema inmune observados en las sociedades occidentales.
Comentario: Es probable que la higiene excesiva tenga que ver con la alteración del microbioma, sin embargo, quizás no se debe a la higiene en sí misma sino a los diferentes componentes de los productos de limpieza. La medicina convencional no sabe lidiar muy bien con múltiples variables que podrían conducir a ciertas consecuencias sanitarias y no suele considerar muy seriamente el efecto de las toxinas ambientales provenientes en gran medida de los productos que usamos para la limpieza. Por lo que sabemos, Rusia parece ser más estricta con normas ambientales y la protección al consumidor con respecto a los tóxicos añadidos y presentes en productor de consumo familiar; quizás esto tenga algo que ver con el hecho de que su microbioma se encuentra más preservado. Otros factores a considerar son la
alimentación, los
niveles de estrés, la exposición a vacunas y antibióticos, el estilo de vida en general,
infecciones ocultas causada por microorganismos difíciles de identificar, etc..
Sin embago, éste sigue siendo un estudio interesante que saca a relucir lo que algunos investigadores ya han estado proponiendo, principalmente en el ámbito clínico. Le recomendamos leer:
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