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La hormona oxitocina, que funciona además como neurotransmisor,
juega un papel clave como reductor del estrés. El mismo efecto genera el apoyo social, aunque no en todo el mundo:
a unas personas las ayuda y a otras las deja indiferentes. Para tratar de comprender porqué, científicos alemanes han estudiado la interacción entre el apoyo social y el proceso de la oxitocina en humanos. Así, han descubierto que una variante genética puede hacer que, para algunos individuos, las personas queridas no resulten un bálsamo.
El apoyo social que proporcionan familiares y amigos es uno de los factores más poderosos de protección contra enfermedades relacionadas con el estrés, como los ataques al corazón o la depresión.
En el año 2003, un profesor de psicología biológica de la
Universidad de Friburgo, en Alemania, llamado
Markus Heinrichs, demostró por vez primera que, en los humanos, la hormona
oxitocina juega un papel clave tanto en el control del estrés como en el efecto reductor del estrés, que propicia el apoyo social. Según publica la Universidad de Friburgo en un
comunicado, en estudios posteriores, Heinrichs demostró asimismo que la oxitocina administrada mediante un spray nasal
puede incrementar la confianza y la empatía hacia otras personas y que, por tanto, esta hormona tendría potencial terapéutico para una serie de trastornos mentales. Reacciones distintas Sin embargo, se sabe
que no todas las personas reaccionan del mismo modo frente al apoyo social o que éste no tiene el mismo efecto en todos los individuos.
Heinrichs y sus colaboradores se preguntaron el porqué de esta diferencia, y si el sistema de procesamiento de la oxitocina en el organismo jugaría algún papel en ella.
En un
artículo aparecido en la revista
Proceedings of the National Academy of Science (PNAS) se explica que, para tratar de responder a estas cuestiones, Heinrichs y otros psicólogos y neurocientíficos de la Universidad de Friburgo (Frances S. Chen, Robert Kumsta y Bernadette von Dawans, en colaboración con los investigadores Richard P. Ebstein y Mikhail Monakhov, de la National University of Singapore de Estados Unidos, examinaron la modulación genética de la efectividad del apoyo social, en función de ciertas variantes de un gen específico: el gen receptor de oxitocina o OXTR.
Este gen , que codifica la proteína receptora de la oxitocina, estaría localizado en humanos en el cromosoma tres y, según han sugerido los resultados de otros estudios,
estaría fuertemente involucrado en las diferencias de conducta social. En concreto, los científicos analizaron si un polimorfismo de nucleótido simple (SNP) común (rs53576) en el gen receptor de oxitocina o OXTR podría influir en los efectos protectores contra el estrés, favorecidos por el apoyo social.
Los SNPs son variaciones en la secuencia de ADN que afectan a una sola base de una secuencia del genoma o totalidad de información genética de cualquier organismo.
El efecto depende de variaciones genéticas Para la realización del estudio, los investigadores tomaron muestras de cortisol salival y registraron las evaluaciones subjetivas de estrés de 194 participantes, todos hombres sanos. El cortisol fue recogido porque es una hormona que libera la glándula suprarrenal como respuesta al estrés.
Las muestras y las evaluaciones subjetivas se recogieron antes, durante y después de someter a los voluntarios a un procedimiento estandarizado de generación de estrés psicosocial en laboratorio.
Los científicos determinaron, de manera aleatoria, qué participantes se prepararían para la prueba estresante en soledad y cuáles lo harían acompañados de sus parejas o de alguna amiga cercana.
De esta forma, se constató lo siguiente:
hubo diversas respuestas al estrés entre los distintos grupos genotípicos, en función de la ausencia o presencia de apoyo social. Frances S. Chen explica que "la presencia de una persona cercana durante la preparación para la prueba redujo el estrés de la mayoría de los participantes. Sin embargo, el grupo de personas portadoras de una variante particular en el gen receptor de oxitocina no obtuvo ningún beneficio de este apoyo".
Estos resultados indicarían que
variaciones genéticas en el sistema de la oxitocina del organismo humano modularían la efectividad de la interacción social positiva como protectora contra las experiencias estresantes. Aplicaciones terapéuticas Según Heinrichs, estos resultados tendrían importantes consecuencias para la investigación actual en nuevos métodos terapéuticos. "La "terapia psicobiológica" quue estamos desarrollando actualmente implica una combinación nueva de la oxitocina y la psicoterapia para el tratamiento de trastornos metales que implican déficits sociales. Por tanto, para nosotros resulta de gran relevancia comprender hasta qué punto el organismo puede ser sensible o no a esta metodología", explica el investigador.
En términos generales, la oxitocina (hormona que está relacionada con los patrones sexuales y con la conducta maternal y paternal que actúa también como neurotransmisor en el cerebro) ha jugado un papel esencial en la regulación del comportamiento social y de los afectos en la evolución de los mamíferos.
Sobre sus funciones,
investigaciones recientes han demostrado, por ejemplo, que la oxitocina aumenta la empatía, ayuda a valorar las señales sociales o influye en la confianza hacia otros. Asimismo, otros estudios han revelado que esta hormona puede aumentar la sensibilidad masculina o ayudar a resolver los problemas de pareja.
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