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La "revolución bajo el volcán" de Islandia, el país que se rebeló pacíficamente contra sus banqueros y políticos tras la bancarrota de octubre de 2008, centró ayer la intervención en el Club Faro del periodista de viajes Xavier Moret, que a través de una proyección mostró los espectaculares paisajes y las singularidades islandesas. Para Moret, Islandia, con un número de habitantes (320.000) similar al de Vigo, en una superficie como la de Portugal, constituye "un microcosmos de lo que ocurre en el mundo", y tal vez por ello, además de por su situación remota, la islandesa "fue una revolución silenciada en la prensa, no querían que se contagiara a otros países".

El redactor de viajes de "El Periódico", asiduo visitante de Islandia desde hace una década, ganó en 2002 el Premio Grandes Viajeros con su libro "Islandia, la isla secreta". "Islandia, revolución bajo el volcán" (Alba) es su segundo volumen sobre este país que recordó "salió a la calle, forzando la salida de un gobierno conservador que llevaba 18 años en el poder, y propiciando el procesamiento de políticos y banqueros".

Moret (Barcelona, 1952) fue presentado por el abogado vigués Ramón Cortegoso, que apuntó ciertas similitudes entre Islandia y Galicia: el paisaje verde, la abundancia de cursos de agua, el papel preponderante de la mujer y la creencia en criaturas esotéricas como los elfos.

Islandia, una isla "donde casi nunca ocurre nada", se declaró en bancarrota en octubre de 2008, después de que un grupo de jóvenes banqueros se prestasen enormes cantidades de dinero entre ellos. "Compraban grandes almacenes en el Reino Unido explicó Moret y hasta un club de primera, el West Ham". Les llamaban los ´BuyKings´, un juego de palabras con "buy" (comprar) y "kings" (reyes) que suena parecido a "vikings" (vikingos). "La economía se derrumbó como un castillo de naipes, era un dinero ficticio, evadieron capitales a las Islas Caimán".

Islandia, cuyos habitantes eran los más felices del mundo, según las estadísticas, y con un paro inexistente, pasó a tener un 10% de desempleo, su moneda se devaluó un 60% y miles de habitantes emigraron a Noruega y a Canadá. Esta kreppa (recesión catastrófica, en islandés), que apareció reflejada en la película "Inside job", representaba un modelo a escala de la crisis mundial.

Pero los irreductibles islandeses no estaban dispuestos a aceptar la inmunidad de los políticos y de los banqueros. "Fue una revolución pacífica, no quemaron ni un solo coche", subrayó el conferenciante, que explicó que las movilizaciones comenzaron con un cantante que, provisto de un altavoz, se plantó en la Plaza del Parlamento de Reykiavik. A él se le unieron más y más ciudadanos, que se concentraban en ese lugar todos los sábados, hasta que el gobierno, a la vista de la indignación popular, dimitió y convocó elecciones. "Los banqueros provocaron la llegada al poder de un gobierno de centro izquierda aliado con los progresistas", ironizó Moret.

Políticos "diferentes"

La debacle de 2008 sembró la desconfianza entre los ciudadanos, que recelaban de la clase política que había permitido los desmanes de los banqueros. Como castigo a los políticos profesionales, votaron como alcalde de la capital a Jón Gnarr, "un músico punki reciclado en humorista televisivo, una especie de Buenafuente de allí relató Moret. Su programa político era una broma: prometió un oso polar en el zoo de animales domésticos de Reykiavik y toallas gratis en todas las piscinas del país".

Como primera ministra eligieron a Jóhanna Sigurðardóttir, la primera jefa del gobierno del mundo abiertamente lesbiana, que luego se casó con una directora de teatro. Islandia presume también de haber tenido a la primera mujer jefe de Estado elegida democráticamente en el mundo: Vigdís Finnbogadóttir, en el poder de 1980 a 1996.

Xavier Moret explicó que los islandeses elaboran una nueva constitución, utilizando debates en internet y una asamblea de 31 ciudadanos que incluye amas de casa y camioneros. "La nueva ley fundamental defenderá la participación democrática y el respeto a la naturaleza", apuntó.