Genoma
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Un estudio, con participación del Instituto de Biomedicina de la UB ha demostrado, por primera vez, cómo pueden separarse los genes a lo largo de los linajes evolutivos mediante el mecanismo de la retrotransposición, la síntesis de ADN a partir de ácido ribonucleico a través de la transcriptasa inversa.

En el genoma, los genes que codifican por proteínas similares y que se regulan conjuntamente suelen encontrarse cerca, aunque también hay genes que no tienen esta particularidad pero que aún así se mantienen juntos en el genoma, ha informado hoy la Universidad Autónoma por medio de una nota de prensa.

Por qué se separan, o no, algunos genes, ligados ancestralmente en el genoma, es la incógnita a la ahora intenta responder este trabajo -que ha publicado en la revista Genome Research- en el que ha participado el equipo del Reg-Volution Lab que dirige el catedrático Jordi Garcia-Fernàndez, del Departamento de Genética y del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB).

El genoma humano contiene muchas retrosecuencias, es decir, segmentos que son el resultado de la transcripción inversa del ácido ribonucleico (ARN) a través de la transcriptasa inversa. ARN y la integración del nuevo ADN en nuevos puntos del genoma. La transcriptasa inversa, una enzima que también participa en la síntesis y el mantenimiento de los telómeros (extremos de los cromosomas), es la responsable de este particular mecanismo molecular.

Como primicia, el nuevo trabajo describe de qué manera la retrotransposición también ha permitido desligar genes que estaban próximos desde hace millones de años en la escala evolutiva.

"Hasta ahora, sólo se conocían dos mecanismos para separar genes: la duplicación completa del genoma y la pérdida de una copia, y la duplicación en tándem y pérdida de una de las copias, unos procesos moleculares que han tenido lugar en distintos momentos de la evolución biológica", explica Jordi García-Fernàndez.

En el nuevo trabajo se describe por primera vez una nueva vía de separación entre genes

El trabajo del Genome Research, centrado en el ámbito de la arquitectura genómica, se basa en el estudio del gen Sosondowah, que a escala topográfica es adyacente a los genes Iroquois.

Los genes Iroquois -apunta García-Fernández- están flanqueados por extensas áreas que son desiertos génicos, es decir, zonas del genoma muy pobres en genes y con tendencia a duplicarse.

En el genoma de los vertebrados, en concreto, hay más de 3.000 regiones reguladoras ultraconservadas, y algunas de estas zonas se ubican dentro del complejo Iroquois.

Según los autores, para la mayoría de los metazoos estudiados, el gen Sosondowah (Sowah) estaría ligado a los Iroquois, porque Sowah contiene, en sus regiones no codificadoras, una serie de reguladoras clave para los genes Iroquois.

En los vertebrados, en cambio, Sosondowah se habría escapado mediante mecanismos de retrotransposición, en el escenario evolutivo descrito ahora.

El trabajo lo firman los investigadores Jordi García-Fernández, Ignacio Maeso y Manuel Irimia, del IBUB, científicos de los equipos encabezados por José Luis Gómez-Skarmeta, del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, CSIC, y Sonsoles Campuzano, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, CSIC, y expertos de la Universidad Nacional de Singapur.