Nieves Abarca y Vicente Garrido
© Levante-EMVNieves Abarca, historiadora de Arte, y Vicente Garrido, criminólogo y doctor en Psicología.
Criminólogo y coautor de la novela "Crímenes exquisitos". El criminólogo y perfilador valenciano Vicente Garrido acaba de publicar un relato trepidante en el que plantea uno de los escenarios más terribles: un psicópata con alma de artista que trata de vengar sus demonios modelando sus obras a partir de las mujeres que viola, tortura y asesina.

Teresa Domínguez Valencia

El criminólogo, psicólogo forense y experto en perfiles criminales Vicente Garrido ha decidido adentrarse en el mundo de la ficción literaria después de publicar numerosos ensayos sobre asesinos en serie y delincuencia juvenil. Lo ha hecho compartiendo firma con la historiadora de Arte gallega Nieves Abarca creando un novela negra que desgrana los crímenes cometidos en A Coruña y Londres por un psicópata enamorado del Arte.

¿Un crimen puede ser exquisito? ¿No es una paradoja formada por dos términos irreconciliables?

En efecto, precisamente el título busca ese resultado de sorpresa en la comprensión del lector. Todo crimen es deleznable. Sin embargo, esa expresión refleja la psicología del asesino, una de sus motivaciones profundas, y en ese sentido es importante.

¿Cuánto de experiencia profesional han depositado usted y Nieves Abarca detrás del relato de los crímenes de este psicópata para perfeccionar sus "obras de arte"?

En el libro hay recogidos muchos de mis conocimientos como criminólogo, almacenados a lo largo de muchos años, en los que he tenido oportunidad de entrevistar y estudiar en profundidad a muchos asesinos y psicópatas, incluyendo asesinos múltiples. También he procurado reproducir todo el proceso laborioso de la investigación criminal, que es mucho más arduo y frustrante de lo que solemos ver en películas y series de televisión. Por otra parte, Nieves Abarca también colaboró con su gran cultura artística y su conocimiento de la policía, ya que es también una especialista en perfiles psicológicos. Pero déjeme decirle que la verosimilitud no es un fin en sí mismo, sino que está al servicio de un argumento y de la evolución de la trama, uno de los aspectos que más hemos cuidado en el libro.

¿Por qué en España, y en Europa en general, producimos menos asesinos seriales? ¿Están preparadas nuestra policía y nuestra Justicia para afrontar un caso similar al que ustedes plantean en su novela?

Europa tiene menos asesinos en serie que EE UU porque allá hay unas condiciones culturales y sociales que propician la ambición, el hedonismo y la búsqueda del poder, todo lo cual es un caldo de cultivo para el crimen, particularmente si lo anterior se une al intenso individualismo de la sociedad americana. En Europa, los vínculos personales y familiares son más importantes, y eso frena la figura del "cazador" solitario de vidas humanas. Por lo que respecta a la otra pregunta, la policía española ya ha tratado con éxito con asesinos en serie en el pasado (Tony King, Remedios Sánchez, Joaquín Ferrándiz...), y de igual manera podría actuar con éxito en el caso que plantea la novela.

¿Por qué A Coruña y Londres, y no Valencia, como escenario de los asesinatos de El Artista?

Nieves Abarca vive en A Coruña, mientras que Sanjuán vive en Valencia. Eso nos llevó a pensar que Sanjuán tendría que ir a un territorio desconocido para enfrentarse a esa amenaza desconocida y formidable. Londres servía como contrapunto para hacer que el "thriller" respirase con otro escenario diferente.

¿Por qué un Artista? ¿De dónde brota la inspiración sobre este personaje?

La idea de que el Arte esconda el horror es una idea que a Nieves y a mí nos subyugó desde el principio, porque demuestra que el Mal puede esconderse en cualquier reducto de la actividad humana.

¿La novela sigue la estela del éxito que los relatos policiacos y la investigación sobre mentes criminales han demostrado tener en las librerías y en la televisión, o es un proyecto antiguo que ha visto la luz ahora?

Hace tiempo que Nieves y yo queríamos escribir una novela, pero sólo hace un par de años que encontramos el tiempo para hacerlo. Por otra parte, queríamos de algún modo escribir un "thriller" español que no dependiera de nombres imposibles de pronunciar (escandinavos) o de referentes culturales en ocasiones muy ajenos a los nuestros. Además, queríamos representar la mente del asesino como nunca antes se había hecho, dejando que el mal se expresara en toda su nitidez, no con elipsis o clichés que son siempre reductores cuando no ya aburridos.

¿Qué ha sido lo más complejo y lo más dificultoso en la gestación conjunta de esta obra?

En realidad la discusión previa de cada componente esencial de la novela; una vez tuvimos claro todo el guión o la historia y la identidad de los personajes, el proceso fue relativamente rápido y ¡divertido!

¿El asesinato puede surgir como un ejercicio de poder intelectual frente al trabajo policial o realmente sólo un móvil producto de la mente del asesino empuja a éste a cometer el acto último para derribar los muros de la ética humana?

La fuerza del crimen proviene del odio y el resentimiento; el intelecto interviene a la hora de expresar esa perversión, y para ello genera una dinámica en la que tanto su intelecto como sus emociones le produzcan el placer de, por una parte, poseer por completo a las víctimas y, por otra, desafiar a la policía.

¿Les gustaría que el Artista terminase siendo el protagonista de un gran cartel cinematográfico?

¡Ojalá...! Pero nos gustaría más que lo fuera la protagonista positiva de la novela, la inspectora Valentina Negro, quien se enfrenta al Artista desde el miedo y el coraje.

Al primer relato de ficción de Garrido y Abarca no le falta uno solo de los ingredientes que debe contener una buena novela negra: una inspectora de policía intuitiva, pero metódica, un criminólogo famoso y certero, redes de prostitución con chicas demasiado jóvenes, corrupción política, un mafioso ávido de obras de arte, periodistas sin escrúpulos en busca de una primicia, una secta sadomasoquista que se reúne en una mansión en plena campiña inglesa y, como hilo conector de esos personajes, un psicópata devorado por el ansia de venganza que siembra un rosario de cadáveres entre A Coruña y Londres para recrear obras de arte a partir de los cadáveres de mujeres a quienes viola y tortura sin piedad hasta que la muerte las libera.

El primer crimen. La trama parte del secuestro de una joven coruñesa de familia adinerada, que pronto se complica cuando su cadáver aparece flotando en un estanque, vestido con un exquisito vestido de novia y mimosamente rodeado de flores. Es la recreación perfecta y perversa de la Ofelia muerta que retrató a mediados del siglo XIX el pintor inglés J.E. Millais. Lo que la inspectora Valentina Negro, perseguida por sus propios fantasmas personales y familiares, intuye pronto como un crimen fuera de los cánones habituales no es más que el aperitivo del horror que está por venir, y que Garrido y Abarca van tejiendo con una narrativa ágil y cambios constantes de escenario y personajes, intercalando las diversas tramas para finalmente hacerlas confluir en una sola. Consiguen así llevar al lector en volandas a lo largo de una novela de 800 páginas que, de otro modo, habría corrido el riesgo de agotar incluso al más entregado.

El tándem, un clásico. Mientras se van sucediendo los crímenes y los personajes se van retorciendo sobre sí mismos, en algunos casos, y redimiéndose, en otros, crece entre la inspectora y el criminólogo la inevitable tensión sexual que alimenta toda trama dramatizada. Es un tándem clásico en todas y cada una de las series de televisión y "thrillers" de éxito que también funciona, cómo no, en los "Crímenes exquisitos" de Vicente Garrido y Nieves Abarca. Eso sí, quizás pequen ambos de excesivos en los clichés que representan algunos personajes y existan algunas distorsiones en la dinámica de la investigación policial, pero, como recuerda el propio Garrido, "la verosimilitud no es un fin en sí mismo, sino que está al servicio del argumento y la evolución de la trama".