El estudio podría ayudar a saber qué sucedió en los cerebros de operadores financieros durante la crisis del 2008.

Química del cerebro
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Científicos hallaron que una región química del cerebro implicada en sistemas sensoriales y de recompensa es crucial para olvidar el dolor por las pérdidas financieras. Dicen que el estudio señala el camino para el posible desarrollo de fármacos que traten los problemas de los ludópatas.

"La ludopatía que sucede de forma regular en los casinos es lo suficientemente mala, pero creo que también se produce mucho ahora en el casino de Wall Street y el casino de la City de Londres", dijo Julio Licinio, editor de la revista Molecular Psychiatry.

"Nos gustaría creer que todos tenemos libre albedrío y tomamos las decisiones que queremos, pero esto nos muestra que no es fácil", dijo en una entrevista telefónica.

"Muchas personas tienen predisposición a tomar ciertos tipos de decisiones", apuntó.

Para el estudio, el equipo de científicos encabezados por Hidehiko Takahashi de la escuela de medicina de la Universidad de Kioto, Japón, escaneó el cerebro de 19 hombres sanos con una tomografía por emisión de positrones (PET) tras haber realizado una apuesta.

Así mismo, arroja luz sobre qué pudo suceder en los cerebros de los operadores de Wall Street y la City de Londres durante la crisis financiera del 2008.

Aversión a las pérdidas

El experimento mostró que un neurotransmisor, o mensajero químico, denominado norepinefrina o noradrenalina, es vital para la respuesta ante la pérdida de dinero.

Aquellos con bajos niveles de transmisores de norepinefrina tenían altos niveles de este químico en una parte crucial de su cerebro, lo que les llevaba a estar menos estimulados y ser menos sensibles al dolor de la pérdida de dinero, según los científicos.

La gente con mayores niveles de estos transmisores y por lo tanto menores niveles de norepinefrina tienen lo que se conocen como "aversión a las pérdidas" y sufren una respuesta emocional más pronunciada a las pérdidas en comparación con las ganancias.

La aversión al riesgo puede variar ampliamente según las personas, explicaron los científicos.

Mientras que la mayoría de la gente sólo entraría en una apuesta con dos posibles resultados si existen más posibilidades de ganar que de perder, las personas con la toma de decisiones alterada muestran una sensibilidad reducida a la posibilidad de perder dinero.

"Esta investigación usa un escaneado sofisticado del cerebro para mejorar nuestra comprensión del modo en que nuestro apetito por el riesgo está vinculado con el modo en que los mensajeros químicos operan en el cerebro", indicó Derek Hill, profesor de ciencia de imaginería médica en la Universidad College de Londres, que no estuvo involucrado en el estudio pero le intrigaron sus conclusiones.

"Es un estudio bastante preliminar, pero tiene muchas implicaciones intrigantes", dijo, añadiendo que este tipo de imágenes podrían ser usadas en el futuro para ayudar a probar fármacos para tratar a personas que caen excesivamente en un comportamiento arriesgado.