Traducido por Ricardo García Pérez para Rebelión

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Después de declarar descaradamente que la devastación que llevaron a cabo en Libia fue un éxito, David Cameron y Nicolas Sarkozy, primeros ministros del Reino Unido y Francia, han anunciado la creación de un centro de control y mando militar conjunto para racionalizar y dar mayor efectividad a futuras operaciones.

En una cumbre celebrada en París, Cameron elogió «la relación increíblemente sólida [entre Francia y Reino Unido], basada en intereses compartidos».

Aunque se esconden bajo el eufemismo orwelliano de la defensa, está bastante claro que esos intereses compartidos son los de la agresión militar y el imperialismo corporativo. No hay ningún ejército extranjero asaltando Normandía, ni ninguna fuerza aérea bombardeando Londres. Defender es proteger la propia patria; sin embargo, Cameron y Sarkozy han dado a conocer sus planes para fabricar una serie de drrones o aviones de combate no tripulados, de los que habitualmente asedian a países soberanos de Oriente Próximo y atacan a civiles inocentes.

Ahora que está en ruinas la otrora próspera Libia, gobernada hoy día bajo la sharia por parte de unas facciones extremistas e intransigentes con vínculos con Al Qaida, este par de belicistas han vuelto su atención hacia Siria prometiendo «plantarse ante ese régimen criminal», sin ser capaces en absoluto de reconocer que su intervención ha consistido en respaldar y armar a los rebeldes y fomentar la violencia que con tanta arrogancia condenan.

Rezumando aún mayor hipocresía, el dúo ha anunciado el fortalecimiento de sus vínculos nucleares junto con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), a la vez que al mismo tiempo condenaban el programa nuclear de Irán que, según todos los barómetros, es un programa de energía nuclear, capaz únicamente de enriquecer uranio al 20 por ciento. Por supuesto, ellos ignoran este dado y, más bien, juran cómicamente «impedir que una bomba nuclear (llegue) a manos de Irán», lo que no debería de ser demasiado difícil teniendo en cuenta que el presidente Ahmadinejad ha afirmado públicamente que poseer la bomba nuclear es «vergonzoso y bochornoso».

El acuerdo nuclear anglo-francés creará supuestamente 1.500 puestos de trabajo en el Reino Unido y acuerdos empresariales que ascenderían a una cifra superior a 500 millones de libras esterlinas. Ambos países trabajarán estrechamente en cuestiones de educación, formación, investigación, desarrollo y seguridad.

Antes de la celebración de esta cumbre, la declaración hecha pública por Downing Street decía, entre otras cosas, lo siguiente:
Esta declaración conjunta marcará nuestro compromiso común con el futuro de la energía nuclear para usos civiles, estableciendo una perspectiva a largo plazo y compartida sobre energía limpia, segura, sostenible y permisible que apoye el crecimiento y contribuya a cumplir con nuestros objetivos de reducción de emisiones [de Co2].
Los objetivos harán recaer un impuesto encubierto sobre los ciudadanos, a quienes se obligará a financiar los nuevos desarrollos mediante el incremento de los costes de la energía. Este nuevo acuerdo también podría depositar parte de la carga de Francia sobre la población británica.

Tendríamos que preguntarnos en qué momento se le preguntará a la población si quiere fusionar sus operaciones militares con otra potencia, así como asumir negocios transnacionales que gravarán al contribuyente. Para tratarse de un euroescéptico declarado como Cameron, parece bastante evidente que no le gusta la soberanía nacional y la democracia.


Comentario: Keelan Balderson es un periodista independiente, realizador de cine documental y locutor de radio a través de Internet desde el Reino Unido. Se puede escuchar su programa «WideShut Webcast todos los lunes a las 8 de la mañana (GMT), en Resistance Radio. También se puede consultar la página web del programa: WideShut.co.uk.