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El presidente de Siria volvió a asegurar que su enemigo es el "terrorismo" y precisó que su país no está en "una guerra civil" como lo aseveran países occidentales.

El mandatario sirio, Bashar al-Asad, manifestó el jueves durante una entrevista concedida a la cadena 'Russia Today' que el problema de su país no se trata de una guerra interna ni tampoco tiene relación alguna con su presencia en el poder, sino que el tema principal es la seguridad del país que está siendo vulnerada por el terrorismo, cuyos grupos gozan de gran apoyo "desde el exterior para desestabilizar" al país.

El conflicto actual de Siria, según el presidente Al-Asad, es un nuevo modelo de guerra que se ejerce a través del terrorismo por "delegación", ya sea dirigida por sirios que viven en el país o "combatientes extranjeros venidos desde el exterior".

En este sentido, el presidente sirio afirmó, en respuesta a las amenazas de distintos países sobre una intervención militar en Siria, que tal acción acarrearía consecuencias negativas desde "el océano Atlántico hasta el océano Pacífico", mientras tanto el resto del mundo no podría salvarse de tal escena.

Bashar al-Asad también explicó que los países occidentales siempre crean enemigos, como medida para eliminar a sus detractores, y ahora él mismo es blanco de tal táctica.

Por tanto, ahora el presidente Asad es quien debe irse, pero el mandatorio asegura que él "no es una marioneta del Occidente y quiere vivir y morir" en su tierra.

Según el presidente sirio, el costo de una posible invasión extranjera "será más grande de lo que el mundo entero pueda tolerar". Este conflicto no tendrá un fin a no ser que sea resuelto mediante el diálogo, por lo cual se podría terminar con esta pugna en "cuestión de semanas".

Bashar al-Asad, confirmó que cree en la diplomacia y el diálogo "incluso con aquellos que no entienden el diálogo o no creen en él", ya que su principal deber es conseguir la paz, y hará todo lo posible para alcanzarla.

El fin del conflicto llegaría según el presidente sirio, cuando cese el envío de combatientes extranjeros de distintas partes del mundo, principalmente, del Oriente Medio (países como Arabia Saudí y Catar), y se deje de continuar "los suministros logísticos a los terroristas".

Respecto a la tensión siria-turca, Al-Asad negó las posibilidades del estallido de una guerra entre ambos países, al precisar que el surgimiento de una contienda entre dos naciones requiere el apoyo de la mayoría del pueblo; en este caso, el pueblo turco como el sirio no quiere una guerra, por lo tanto, Al-Asad aseveró que "ningún responsable racional piensa contrariar la voluntad del pueblo en su propio país".

En cuanto a la causa inicial de la disputa, nacida después de que se haya lanzado un proyectil desde el territorio sirio hacia el turco que provocó la muerte de varios ciudadanos, Al-Asad especificó que para deducir el origen del disparo se requiere una cooperación a fin de poder estudiar "la naturaleza del proyectil y el lugar del impacto", así que "le pedimos al Gobierno turco formar una comisión relativa, pero lo rechazó".

En la entrevista se le planteó la siguiente pregunta al presidente sirio: ¿cortar las relaciones con Irán podría llevarlos a la paz?, cuestión que Al-Asad respondió afirmando que su país e Irán tienen una buena relación desde el año 1979, y esta relación sigue mejorando con el paso del tiempo, así que tal versión, dijo, es fruto de la publicidad occidental.

"Irán ha dado apoyo a Siria y respaldado nuestra causa, la causa de los territorios ocupados, y debemos apoyarlo en sus causas", añadió Al-Asad, al tiempo que agregó que no se puede hablar de paz y estabilidad teniendo malas relaciones con Irán, Turquía u otros países vecinos.

Desde hace unos 20 meses, Siria se debate entre fuertes disturbios y matanzas indiscriminadas planificados desde el exterior; situación que se agudiza con el correr de los días debido a los incesantes actos de violencia de los terroristas, cuyo fin es forzar una intervención militar extranjera.