Cruz de Hendaia
© bidasoaldia.comCruz de Hendaya junto a la Iglesia de San Vicente
Hace algunas semanas especulaba sobre la posibilidad de que las catástrofes naturales fueran cíclicas (pueden leer aquí y aquí). En ese entonces prometí explicar lo que el alquimista Fulcanelli tiene que decir al respecto, y eso es lo que me propongo hacer hoy. Es un asunto complejo, pero si me tienen paciencia confío en que entiendan mi punto y lo encuentren interesante.

Primero, quisiera recordar esa teoría propuesta por el astrofísico Richard Muller, autor del libro Nemesis, que plantea que el ciclo de impactos de cometas sobre el planeta Tierra (previamente determinado a partir de análisis estadísticos de cráteres conocidos en el mundo y de evidencia de extinciones masivas), sería la consecuencia del paso de una estrella gemela al Sol, misma que no reconocemos ya sea porque se encuentra en un punto de su órbita muy lejano, o porque está "apagada". La lluvia de cometas ocurriría cuando la estrella gemela se acerca al sistema solar, perturbando los cometas que se encuentran en sus fronteras y enviándolos hacia los planetas internos.
Nemesis: ¿Tiene el Sol una "Compañera"?

Por Robert Roy Britt
3 abril 2001

"El problema con la mayoría de la gente no es tanto su ignorancia. Es saber tantas cosas que no son". - Una cita favorita de Richard A. Muller, por el humorista del siglo 19 Josh Billings. [...]

Como una espina en el costado de los investigadores de corriente dominante, la teoría de Némesis de Muller - que nuestro Sol tiene una estrella compañera responsable de episodios recurrentes de muerte al por mayor y destrucción aquí en la Tierra - parece reemerger periódicamente como microbios después de una extinción masiva. [...]

Muller mientras tanto reconoce la posibilidad de que toda la idea podría resultar errónea, pero aun así tiene confianza en que Némesis será encontrada dentro de los próximos diez años.

"Dame un millón de dólares y la encontraré", dijo Muller en una reciente entrevista telefónica. [...]
La idea de Muller de Némesis le vino en 1983. Luis Álvarez, entonces un profesor emérito de física en la Universidad de California en Berkeley, y su hijo Walter habían propuesto recientemente la teoría de que un impacto gigantezco había arrasado con los dinosaurios. (Esta idea, como tantas otras que ahora son ampliamente aceptadas, se encontró con tantas críticas cuando fue introducida porque estaba, también, fuera de la corriente dominante).

Alrededor del mismo tiempo, dos investigadores más habían sugerido incluso otra idea controversial, que las extinciones masivas ocurrían en intervalos regulares - cada 26 millones de años más o menos. Los científicos inmediatamente juntaron las ideas en una nueva y sorprendente posibilidad: impactos de rocas estaban causando destrucción masiva de especies globales cada 26 millones de años.

Luis Álvarez era el mentor de Richard Muller, y le sugirió a Muller intentar descalificar el argumento de la periodicidad. Pensando acerca de esto, Muller soñó con la extravagante compañera del Sol como una posible causa, y con Piet Hut de Berkeley y Marc Davis de Princeton trabajó en los detalles.

Muller le dio al objeto el nombre de la diosa griega de la retribución - adecuado para una estrella asesina que vagaba a escondidas más allá del sistema solar lanzando cometas a los dinosaurios.

Al final, la idea parecía sorprendentemente plausible a Muller y sus colegas, y los resultados de su trabajo fueron eventualmente publicados en la revista Nature en 1984. Muller luego escribió un libro acerca de Nemesis, y ha perseguido a la estrella compañera, mientras que ha continuado haciendo otras investigaciones, desde entonces.

Lanzando cometas hacia nosotros

Némesis, como lo ve Muller, es una estrella enana roja común que sería visible a través de binoculares o un telescopio pequeño, si tan sólo supiéramos a cuál de unas 3,000 estrellas mirar. Estas son estrellas que han sido catalogadas, pero sus distancias no son conocidas. [...]

En su acercamiento más cercano, la mortal compañera pasaría a través de un vasto, pero escasamente poblado halo de cometas primitivos llamado la Nube de Oort, que rodea a nuestro sistema solar desde atrás de la órbita de Neptuno a casi un año luz de distancia. (La estrella más cercana al Sol que se conoce, Próxima Centauri, está a unos 4.25 años luz de distancia).

Durante su paso a través o cerca de la Nube de Oort, la gravedad de Némesis provocaría una furiosa tormenta de cometas primordiales que habían estado relativamente en calma por 4.5 mil millones de años, desde que surgió el sistema solar.

Sacados de sus alguna vez estables órbitas, millones o miles de millones de estos cometas viajarían al sistema solar interno por millones de años, jalados hacia el Sol por su gravedad. Un puñado chocarían con la Tierra en su camino, lo que resultaría en extinciones masivas. [...]
Aunque para los representantes del "mundo científico" la de arriba permanece como sólo una teoría, hay quienes la han tomado en serio y han comparado estos datos a otras fuentes de conocimiento, como la historia o las tradiciones esotéricas (mismas que, por cierto, el "mundo científico" haría bien en examinar seriamente), y han llegado a hipótesis muy interesantes.

Por ejemplo, Laura Knight Jadczyk, en su artículo Independence Day, sugiere que la anomalía en el ciclo de manchas solares conocido como Mínimo de Maunder - en el cual, de modo absolutamente anormal para el Sol, la cantidad de manchas solares registradas fue mínima entre 1645 y 1715 - se debió a la posible interacción gravitacional con Némesis, la estrella compañera.

Más aún, la autora recuerda que
"La disposición soleada del clima durante la coronación (de Carlos II [de Inglaterra]) fue vista como el cumplimiento de una profecía. En 1630, durante el nacimiento de Carlos, se dice que una ESTRELLA DIURNA o SOL RIVAL apareció en el cielo. [...]"
¿Se trataba de Némesis? Si es así, y si en ese entonces se encontraba en las fronteras del sistema solar, ¿cómo afectó a la Nube de Oort?
nube de oort
© wikimedia.orgLa Nube de Oort
¿Y qué tiene todo esto que ver con el alquimista Fulcanelli?

Fulcanelli es el seudónimo de un hombre de quien se dice que adquirió el conocimiento para producir la Piedra Filosofal, y que poseía el secreto de la eterna juventud (o al menos de la prolongación de la vida humana). Es considerado como un misterioso sabio para quienes toman en serio el esoterismo.

Todo tipo de interpretaciones pueden encontrarse acerca de sus textos, incluso algunas que se contradicen entre ellas. Es natural, porque Fulcanelli escribe con un lenguaje intencionalmente simbólico y oscuro. En lo que respecta a mí, debo confesar que leí su libro El Misterio de las Catedrales y entendí poco, ¡pero lo poco que entendí fue muy interesante!

Entre las pocas cosas que creo haber descifrado se encuentra una breve nota al pie de página en su famoso capítulo La Cruz Cíclica de Hendaya. En este capítulo, Fulcanelli se ocupa de interpretar el simbolismo apocalíptico de una cruz de piedra en Hendaya, pequeña ciudad fronteriza del país vasco. En la página 195 escribe:
Hendaya1
© espejoquehuye.blogspot
La cara anterior de la cruz - aquella en que los tres horribles clavos fijaron en la madera maldita el cuerpo del dolorido Redentor - aparece definida por la inscripción INRI, grabada en su brazo transversal. Corresponde a la imagen esquemática del ciclo que vemos en la base. Tenemos, pues, aquí, dos cruces simbólicas, instrumentos del mismo suplicio: arriba, la cruz divina, ejemplo del medio escogido para la expiación; abajo, la cruz del globo, determinando el polo del hemisferio boreal y situando en el tiempo la época fatal de esta expiación. Dios Padre tiene en su mano este globo rematado por el signo ígneo, y los cuatro grandes siglos - figuras históricas de las cuatro edades del mundo - representan con el mismo atributo a sus soberanos: Alejandro, Augusto, Carlomagno, y Luis XVI (1). Esto es lo que enseña el epígrafe INRI, traducido esotéricamente por Iesus Nazarenus Rex Iudeorum, pero que toma prestada de la cruz su significación secreta: Igne Natura Renovatur Integra. Porque es por medio del fuego y en el fuego mismo que pronto será puesto a prueba nuestro hemisferio. Y, de la misma manera en que, por medio del fuego, se separa el oro de los metales impuros, nos dice la Escritura que serán separados los buenos de los malos en el día grande del Juicio Final.
Hendaya
© espejoquehuye.blogspot
Y en la nota al pie dice:
(1) Los tres primeros son emperadores; el cuarto es solamente rey, el Rey-Sol, y significa la declinación del astro y sus postreros resplandores. Es el crepúsculo anunciador de la larga noche cíclica, llena de horror y de espanto, "la abominación de la desolación". [Fulcanelli, El Misterio de las Catedrales, p. 195. Énfasis añadido.]
El asunto es el siguiente: Según leemos aquí,
[...] el llamado mínimo de Maunder, lapso de tiempo entre 1645 y 1715 durante el cual el número de manchas solares fue particularmente bajo, a veces no existiendo registro de mancha alguna por varios años, mientras que en 1611 se registraban normalmente 30, 40 o mas manchas y un periodo de actividad corresponde a más de 100 manchas solares. Este período coincide con la "mini-era glacial" de los siglos XV a XVII, durante la cual las temperaturas en Europa fueron notablemente bajas. Curiosamente, el mínimo de Maunder también coincide con el reinado completo de Luis XIV de Francia, el "Rey Sol".
Yo pienso que, si las teorías de Muller y Knight-Jadczyk son correctas, es posible que Fulcanelli, poseedor de conocimientos secretos, nos estuviera indicando, veladamente, que el Mínimo de Maunder "es el crepúsculo anunciador de la larga noche cíclica, llena de horror y de espanto, "la abominación de la desolación"."

Bajo el cristal de los artículos que cité arriba, ¿no está claro ya en qué consiste "la abominación de la desolación", donde "por medio del fuego y en el fuego mismo pronto será puesto a prueba nuestro hemisferio"?

Epílogo

Para su consideración. De Signs of the Times:
"Bola de fuego" en el cielo emociona y asusta a gente a través de la región

4/25/2005

[...]
Una bola de flama cruzó como cohete el cielo crepuscular, corriendo de este a oeste antes de desaparecer en algún lugar sobre Long Island Sound.

"Era enorme", dijo Kim Swan. "Era realmente grande, y era blanca y amarilla con verde alrededor de los bordes. Era realmente bella".

Gente de la región, y de tan lejos como Maine, comenzaron a llamar a los departamentos de policía y bomberos el domingo por la noche con reportes de un objeto multicolor viajando de este a oeste a gran velocidad. [...]