Imagen
© el heraldo de chihuahuaUn grupo de investigadores de la UNAM y el Politécnico Nacional investigan un enorme cráter de un kilómetro de diámetro
Investigadores de la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional junto a un grupo de jóvenes estudiantes comenzaron ayer a explorar un cráter en el poblado de San José de Nieto, municipio de Guerrero, para determinar si se trata del segundo en México registrado de manera formal, después del de Chicxulub en Yucatán, formado por un meteorito que se cree originó la extinción de los dinosaurios en el mundo.

El cráter descubierto en Chihuahua tiene un diámetro de casi medio kilómetro y puede apreciarse en parte de atrás del cerro de Miñaca. Aún no se confirma que se trate del impacto de un meteorito hace miles de años, pues se requieren semanas de estudio para determinarlo, por lo que el grupo de investigadores enviado inició con las exploraciones en campo.

En Norteamérica, que comprende a México, Estados Unidos y Canadá, existen más de 50 cráteres de impacto, denominados así por haber sido formados por la caída de meteoritos, pero la mayoría se concentran en los dos últimos países, según los registros oficiales de los especialistas en geofísica a nivel internacional.En México sólo se encuentra el cráter de Yucatán, el cual tiene una parte en la superficie terrestre y otra parte bajo el mar, considerado el de mayor impacto internacional y se cree que existen otras marcas de meteoritos en territorio nacional, pero han sido poco explorados.

En el caso del cráter detectado hace casi un año a unos cuantos kilómetros de la comunidad de La Junta, ayer se inició su exploración que gracias a las nuevas tecnologías disponibles tendrá resultados concluyentes sobre el origen en los próximos días, para oficializarse aproximadamente en enero o febrero.

El grupo de investigadores pretende confirmar o negar su hipótesis con la exploración iniciada ayer con equipo especial, a fin de determinar si se trata de un cráter de impacto provocado por un meteorito. Con la investigación se determinará el grado de magnetismo de la zona, que se comparará con el de toda la región.

Cráter de San José de Nieto

Debido a que la nomenclatura de estos lugares obedece al lugar donde son descubiertos, los investigadores por el momento denominaron al cráter con el nombre del poblado donde se encuentran, una comunidad rural del seccional de La Junta en el municipio de Guerrero, a unos minutos de ésta conocida población donde inicia la sierra de Chihuahua.

El sitio fue ubicado con tecnología satelital de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) y con aplicaciones informáticas utilizadas en la geofísica se desarrollaron modelos virtuales del lugar, para determinar latitud, altitud y longitud del terreno, pero debido a que ayer se inició la exploración en campo aún no se tienen todos los datos precisos de lo que mide y abarca el cráter, que a simple vista parece el hundimiento entre cerros donde destaca el más conocido que es el de Miñaca, población aledaña del mismo municipio.

En el sitio comenzaron a laborar el doctor Pedro Vera, científico de la Unidad de Estudios de la Tierra del Instituto Politécnico Nacional y el ingeniero Luciano Daniel Constantino Rodríguez, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional autónoma de México, con el apoyo de 5 estudiantes de preparatoria de la Universidad Panamericana y los pedagogos Nemesio Arriola y Javier Sarachaga Pellón, catedráticos de la misma institución.

El equipo técnico comenzó a tomar muestras del terreno y resultados de los magnetómetros del Instituto de Geofísica de la UNAM, con los cuales determinaran las variaciones del campo magnético en la zona, para posteriormente ser interpretados y comparados con los que existen en toda la región, lo cual dará indicios y evidencias para confirmar o negar la hipótesis de investigación.

Imagen
© DesconocidoCrater Winslow en Arizona, EEUU.
¿Por qué se supone que es un cráter dejado por un meteorito?

Sin faltar al rigor científico, el doctor Pedro Vera señaló que por el momento lo único que se puede determinar es que existen anomalías magnéticas en la zona, lo que no es determinante para concluir que se trata de un cráter de impacto, pues puede deberse a otras variables el hecho de que se registren variaciones no habituales en la región.

Además, señaló, por la apreciación del terreno rodeado de dos cerros, con muestras diferentes en el tipo de tierra que hay en el lugar, puede imaginarse incluso una trayectoria probable del meteorito, pero sería muy aventurado establecerlo como tal sin contar con todos los elementos concluyentes.

Por ese motivo, Vera dejó en claro que no se puede afirmar sin equivocaciones la existencia del cráter de impacto, pero precisamente para eso sirve la investigación, que fue apoyada por el Instituto de Geofísica de la UNAM a través de la doctora Ana María Soler Arechalde; por el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Panamericana y además por el Museo Papalote de México, que preside Marinela Servijtje, quien a través de Maribel Ibarra, directora adjunta de Programas Educativos, otorgó los apoyos necesarios para la realización de la investigación.

El mayor cráter de impacto

El cráter de Chicxulub en Yucatán es una antigua evidencia de la caída de un gran meteorito hace miles de millones de años.

Ubicado al noroeste de la península de Yucatán, se encuentra cerca de la población de Chicxulub, a la que el cráter debe su nombre.

El cráter mide más de 180 kilómetros de diámetro, formando una de las zonas de impacto más grandes del mundo; se estima que el bólido que formó el cráter medía al menos diez kilómetros de diámetro. El cráter de Yucatán fue descubierto en la década de 1970 por expertos geofísicos que brindaban sus servicios a la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos, en busca de yacimientos del combustible.

La inusual formación geológica llamó la atención internacional, por lo que luego de estudios sobre el magnetismo de la zona y la composición de los suelos pudo determinarse que se trataba de un cráter de impacto, no se pudieron encontrar pruebas que evidenciaran que esa inusual estructura geológica era, en realidad, un cráter de impacto, por lo que se abandonaron las investigaciones.

La edad de las rocas y los análisis isotópicos mostraron que esta estructura data de finales del período Cretácico, hace aproximadamente 65 millones de años. La principal evidencia es una delgada capa de iridio encontrada en sedimentos en afloramientos de todo el mundo. El iridio es un metal escaso en la Tierra, pero abundante en los meteoritos y asteroides.

Recientemente se ha reafirmado la hipótesis de que el impacto es el responsable de la extinción masiva del Cretácico-Terciario.

Entre las consecuencias del choque destaca la extinción de diversas especies, aunque algunos científicos de otras corrientes argumentan que el impacto no fue el único motivo y otros debaten si en realidad fue un único impacto o si en la colisión de Chicxulub participaron una serie de meteoritos que podrían haber impactado contra la Tierra aproximadamente al mismo tiempo.

Las pruebas recientes sugieren que el objeto podría haber sido una parte de uno mucho más grande que, tras una colisión en el espacio distante hace más de 160 millones de años, se dividió en una familia de unidades más pequeñas.