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© Desconocido
En visita al dentista me encontraba mirando las portadas de las revistas de moda en la sala de espera. Los títulos de los artículos del contenido eran risibles por su cinismo pero tristes por la superficialidad que revelaban de la naturaleza humana: "¿Problemas para disfrutar del sexo? Te damos 15 tips prácticos", "Exígele a tu hombre 12 orgasmos diarios", "¿Te reprimes en la cama? ¡Te puedes enfermar!", "Secretos sexuales de ellos que te sorprenderán". Invariablemente al menos uno de los artículos de portada era para promover una mayor actividad sexual. Otros, para fortalecer nuestro deseo de éxito social o económico: "Consejos para conseguir trabajo", "Cómo llamar la atención", etc. O sea, sexo, poder o dinero.

Lo que me llamó la atención fue la exactitud con la que estas revistas reflejaban lo que el escritor ruso Boris Mouravieff ha llamado las "Influencias A". En su libro Gnosis, Mouravieff explica que una persona que se encuentra ante la encrucijada de asentar su alma en su personalidad (siendo la personalidad el sistema formado por cuerpo, intelecto y emoción) para adquirir verdadera Individualidad y libertad, o continuar viviendo en el mundo exterior (o sea el mundo de los actos mecánicos y las ilusiones que culmina en la muerte), se ve atraído por influencias opuestas de dos tipos, que él llama sencillamente Influencias "A" e Influencias "B".

Las influencias "A" corresponden a todo lo perteneciente a este mundo terrenal y sus juegos: nacer, crecer, reproducirse y morir, sin entender nunca por qué o para qué ocurre la vida, siempre cambiando de dirección según cambia nuestro entorno, del mismo modo que una veleta cambia con el viento. Por el otro lado, las Influencias "B" son de un orden más sutil y provienen de nuestra alma (si es que tenemos una, porque ¡oh misterio de misterios! al parecer no todos tenemos, ¡y eso explica en gran medida por qué el mundo es como es!), y nos llaman a resolver las contradicciones de nuestras vidas, cosa que sólo ocurre por medio del trabajo interno que constituye el verdadero esoterismo.

Ahora, de esas Influencias "A", las más comunes y fuertes, según Mouravieff, son el sexo, el miedo y el hambre. En ese sentido las revistas de moda son burdas manifestaciones de las Influencias "A"; verdaderos evangelios de la religión de este mundo, y las "personalidades del mundo del espectáculo" que pueblan sus páginas, sus predicadores.

Debo aclarar, sin embargo, que no estoy sugiriendo que sexo, poder y dinero son "malas influencias" que deberían ser evitadas como imperativo moral. No; simplemente estoy señalando cómo me parece que es nuestro mundo. Si esto es "bueno" o "malo" es enteramente subjetivo, enteramente dependiente de los intereses y fines de quien lo percibe. Para algunas personas los asuntos del alma no son importantes. Es una elección de acuerdo con su naturaleza, y una que el universo se ocupa de respetar. Pero para quienes, por el contrario, sienten esa "espina en el alma" que les empuja a buscar y creer que hay algo más (o como Morfeo dice en The Matrix, "siempre has sabido que hay algo que no está bien en este mundo, Neo"), es una tragedia que nuestras vidas se limiten a leer revistas de modas, ver la televisión, ir al cine, buscar un mejor trabajo, confundir amor con sexo, o evadirnos de la realidad del mejor modo que podamos. Correr hacia el placer y huir de la incomodidad y el dolor, para un buen día morir sin previo aviso. Qué soledad sentir que hay algo más que esto pero vivir como animales de corral.

Por cierto, si no somos más que animales de corral, ¿se han preguntado alguna vez quién es el granjero? He aquí una pregunta para ser tomada con seriedad.