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El comisario de la cancillería rusa para los derechos humanos, Konstantin Dolgov, exigió hoy el cierre de la cárcel estadounidense en territorio cubano de Guantánamo y demandó respeto para Ravil Mingázov, ruso internado en esa prisión. Washington debe clausurar cuanto antes la cárcel en la base naval de Guantánamo, de acuerdo con las insistentes recomendaciones de organismos internacionales de derechos humanos, insistió el diplomático al referirse al territorio cubano ilegalmente ocupado.

Estados Unidos ha convertido en centro de detención y tortura esa instalación militar, que mantiene en territorio oriental de Cuba contra la voluntad del gobierno y la población de esa isla.

La nota publicada en la web de la Cancillería, expresa fuerte preocupación por la huelga de hambre declarada por las víctimas de malos tratos en ese centro de torturas, y exige respeto a los derechos de Mingázov, prisionero en esa instalación desde hace más de una década.

El comisario para los derechos humanos denuncia que el encarcelamiento extrajudicial de ese ciudadano ruso ocurrió en Pakistán en 2002, sin que hasta la fecha se haya presentado contra él una acusación oficial.

Tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, el presidente George W. Bush bajo el pretexto de la guerra universal contra el terrorismo autorizó mantener a sospechosos de este delito bajo custodia sin cargos y por tiempo indefinido en la base de Guantánamo

Esta decisión y la práctica de secuestros, detenciones ilegales y vuelos secretos con la complicidad de varios estados europeos provocaron protestas de la comunidad internacional e incluso por parte de activistas estadounidenses de derechos humanos.

Durante su primera campaña presidencial, el actual mandatario norteamericano, Barack Obama, prometió cerrar el centro de torturas de Guantánamo, pero no lo hizo. En cambio, en marzo de 2011 estimuló el reinicio de juicios militares contra los supuestos terroristas confinados en esa prisión.

Adicionalmente, el laureado con el Premio Nobel de la Paz dio su visto bueno a un protocolo que autoriza el confinamiento en ese campo de concentración, sin acusación alguna, si se considera que algún recluido amenaza la seguridad estadounidense.

Tales arbitrariedades son la causa de que un centenar de reclusos protagonicen desde hace varias semanas una huelga de hambre, que ha obligado a los carceleros a alimentar a muchos de ellos, en contra de su voluntad, mediante sondas.

Entre los que no comen desde el pasado 6 de febrero, varios fueron impactados por balas de goma, disparadas por el personal militar, tras oponerse a ser trasladados a celdas individuales.

Washington trata de silenciar lo que ocurre en Guantánamo, pero el asunto ha pasado a ser un tema de sus relaciones diplomáticas, incluso con miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Recientemente, el Ministerio de Exteriores de Rusia, en respuesta a represalias de Washington, publicó una lista de 18 funcionarios estadounidenses a los que se les niega el ingreso a la Federación por su condición de violadores de los derechos humanos en Guantánamo.